jueves, 23 de abril de 2015

SALVAGUARDIAS, ¿A CAMBIO DE QUÉ?


Diana Escobar, integrante del Club de Economía de la USFQ, The Panchonomisthace un análisis sobre las salvaguardias.



Desde el pasado 11 de marzo, con el propósito de equilibrar la balanza de pagos, se comenzó a aplicar una tarifa arancelaria entre 5% y 45%, a 2.800 subpartidas (códigos del Sistema Armonizado de Codificación y Designación de Mercancías, que permiten clasificar todas las mercancías, a través de un registro de 10 dígitos). El presidente Rafael Correa ha intentado tranquilizar a los ciudadanos, afirmando que esta medida afectará solamente al 7% del comercio nacional total y al 32% de los productos importados, argumentando, además, que se trata, en su gran mayoría, de bienes suntuarios y de consumo duradero. 
Sin embargo, lo manifestado por el Presidente no termina de convencer a la ciudadanía, cuyas preocupaciones se fundamentan en lo que sucede en la práctica: especulación, escasez de productos y empresarios que están pensando en reducir la nómina. 
Existe la duda sobre si será posible reemplazar, exclusivamente con la oferta nacional, todos los bienes que se importaban. Al respecto, cabe recalcar que algunos productos nacionales que están en el mercado son de baja calidad o, en otros casos, la producción nacional no es suficiente para satisfacer la demanda. En ambos contextos, surge un problema de base, como lo menciona Andrés Robalino, Vicepresidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca, que reside en la necesidad de una mayor inversión para mejorar y/o aumentar el volumen de producción, lo cual, por el momento, no ocurre debido a que el sector industrial considera que no existen las condiciones necesarias para poder invertir. Robalino también afirma que, para que se dé esta inversión, es precisa la promulgación de políticas oficiales de mediano y largo plazo en el ámbito industrial. 
Otra de las consecuencias de la medida implementada por el gobierno es la especulación, un problema que se presenta con frecuencia en nuestro país y que rebasa la capacidad de control de las autoridades, porque, a pesar de que no se aplica las tarifas arancelarias a todos los productos, la mayoría de los comerciantes suben el precio de los productos que venden, asegurando que los bienes que consumen son más caros, situación que buscan compensar con mayores ganancias. Además, en cuanto a los bienes que sí se hallan dentro de la lista de productos afectados por los aranceles, los vendedores de productos nacionales aprovechan la reducción en la oferta, para incrementar los precios.
Con el tiempo, se podrían avizorar también las implicaciones de esta medida en el ámbito laboral, pues, según lo manifiesta el Presidente de la Cámara de Comercio de Quito, Blasco Peñaherrera Solá, aproximadamente 6,4 millones de personas verán afectadas sus fuentes de empleo, debido a que están relacionadas directa o indirectamente con el sector comercial. 
Tiempos difíciles se avecinan para nuestro país; estamos conscientes de que no existe una solución inmediata a los problemas que está provocando esta nueva imposición arancelaria, por lo que es fundamental un manejo táctico, principalmente por parte del gobierno, pero también de las empresas y los ciudadanos, con el fin de que los efectos de estas medidas no causen demasiados estragos, sobre todo, en los sectores más vulnerables.

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