lunes, 13 de abril de 2015

Para reflexionar…

Pablo Lucio Paredes


Ed Carosia


reproduzco parcialmente un artículo de Paula Lugones, corresponsal del Clarín argentino:
“El premio nobel de economía Paul Krugman publicó (…) que los problemas de Argentina y Venezuela se debían fundamentalmente al “populismo macroeconómico”, un término acuñado por Sebastián Edwards y Rudiger Dornbusch en 1989 (…). Edwards, chileno, conversó con Clarín…
“-¿Qué es el populismo macroeconómico?
“Es un enfoque de política económica basado en no respetar los equilibrios fiscales monetarios y cambiarios para obtener beneficios de corto plazo con objetivos electorales. Es un proceso maniaco-depresivo, hay una fase de alegría y euforia, seguida por la crisis. La fase inicial de euforia depende de circunstancias, incluyendo el precio de las materias primas que el país exporta.
“-¿Cuáles son las características de estos programas?
“En general, el populismo nace luego de una gran crisis. Esto produce una reacción política que hace que surja un líder populista, con una retórica incendiaria, nacionalista, que divide al mundo entre ‘nosotros’ y ‘ellos’. ‘Ellos’ son los culpables de la penuria de ‘nosotros’, el pueblo. ‘Ellos’ son el Fondo Monetario Internacional, la banca internacional, las multinacionales, el sector privado…
“-¿Es una reacción al monetarismo?
“Es una reacción a una crisis que puede ser creada por neoliberales o un dictador. Es lo que está pasando ahora en Grecia. El FMI le impone austeridad. Eso causa penuria y aparece el líder retórico. Entonces adoptan un programa sin restricciones monetarias, fiscales o cambiarias. Esto produce euforia, porque si uno empieza a gastar fuertemente hay una recuperación de la economía. Pero el gasto es financiado con las escasas reservas internacionales y se acaban. Luego vienen las restricciones, la corrupción, el tipo de cambio negro, la escasez de ciertos productos, de insumos importados para la industria y eso empieza a producir la crisis que es la última fase del populismo. Que trata de ser reprimida con controles de precios, con una agudización de la retórica del ‘ellos’ y ‘nosotros’, de llevar presos o a juicios a ‘acaparadores’ y ‘especuladores’. Finalmente viene la gran crisis en la que hay devaluar, la inflación o una hiperinflación y el país termina peor que como empezó.
(…)
“-El populismo, que busca beneficiar a los más pobres, ¿al final termina perjudicando a aquellos que supuestamente quería ayudar?
“El populismo siempre termina mal. Los salarios caen, la inflación sube, hay que hacer igual un ajuste al final”.
…reproduzco, porque los manejos populistas tienen un mismo comienzo y un mismo fin. Los autores Dornbusch y Edwards estudiaron a Chile de Allende y Perú de Alan García I, pero obviamente más tarde pudieron agregarle doblemente a Argentina de Menem y los Kirchner o Venezuela de Chávez. Muchos casos penosos en América Latina. Pueden dilatarse los procesos porque la euforia se alarga con un ciclo más largo de las materias primas, o retrasarse el final con más endeudamiento, tomarse los fondos de la seguridad social o decretar grandes restricciones (…), aunque no se lo reconozca sino todo lo contrario, tener “un sistema monetario importado” como es la dolarización puede ser un gran aliado para evitar catástrofes, que debe ser cuidado como oro en polvo. (O)

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