lunes, 27 de abril de 2015

Economía de la vida diaria: Economía y la vida diaria






A continuación les ofrecemos el programa Economía de la vida diaria, que se emitió el pasado 12 de febrero de 2015 en Radio centro Quito en el que participan Pablo Lucio Paredes y Sebastián Oleas hablando de la relación entre economía y la vida diaria. 

    Al final del programa, les ofrecemos consejos de ahorro gracias al patrocinio de la Fundación CrisFe.



Más que nunca la dolarización

por Pablo Lucio Paredes
Columna en El Universo 
del 25 de abril de 2015



       La dolarización ha sido muy útil. No, perfecta, porque toda decisión tiene pros y contras. Ha permitido al país ganar en cuatro aspectos. Uno, productividad; porque todos hemos dejado de enfocarnos en especulación y protección financiera (¿cómo atrasar pagos para ganar un dinerito frente al cliente?, ¿cómo subir precios?, ¿cómo acertarle a la próxima devaluación?, etcétera) para mirar a la productividad, es decir, hacer más y mejor (si la productividad no ha aumentado tanto es porque el tener un Estado tan grande disminuye el promedio notablemente). Dos, confianza, se puede planificar a más largo plazo, los egresos (sobre todo, pagos de deudas) y los ingresos son en la misma moneda, hay estabilidad. Tres, equidad, ya no hay mecanismos como inflación y devaluación que transfieren de manera oculta recursos de unos a otros, y sobre todo de los que menos tienen a los que más, y todos estamos cubiertos por el mismo paraguas monetario, ya no hay unos (con el paraguas en dólares) protegiéndose más y mejor que otros (los del débil paraguas en sucres). Cuatro, el Gobierno no ha tenido que enfocarse ni en inflación ni política cambiaria, dirigiendo sus esfuerzos a cosas más importantes. Todo esto es suficiente para superar con creces cualquier defecto del sistema (que los hay).
    Pero ahora con la crisis, ¿aparecen sus defectos? De cierta manera sí, porque no hicimos lo que como preceptos básicos debíamos hacer estando dolarizados: fondos de ahorro (que no impedían que se hiciera buena obra pública), flexibilidad en los mercados, sobre todo laboral (que no significaba para nada empobrecer a la gente), tener un gobierno de tamaño razonable y, sobre todo, un sector privado que sea locomotora de la economía. Pero incluso así, la dolarización es extremadamente útil. Al menos en tres aspectos muy ligados. Uno, si tuviéramos moneda propia, estaríamos desde hace rato mirando todos los días al tipo de cambio para saber nuevamente cómo especular y, sobre todo, buscando signos de problemas (¿ya será hora de comprar dólares?, ¿de sacar dinero del país?). Dos, aumentaría el problema de tener ingresos en sucres y deudas en dólares, descalce grave para la gente pero más aún para el sistema financiero, y por ende la crisis dejaría de estar limitada al sector real y al Gobierno, y se trasladaría a la banca, y eso es lo peor que puede pasar, porque entonces las crisis se multiplican. Tres, no entramos en la muy grave espiral: inflación, devaluación, desconfianza. La dolarización nos blinda de todo eso, y por ende sigue siendo muy útil.
   ¿Qué se necesita para mantener la dolarización? En realidad… nada, se mantiene sola. O quizás la pregunta correcta es ¿qué se debe evitar para mantenerla? Sí hay un par de cosas. No tomar ni el fondo de liquidez ni las reservas de la banca para financiar al Gobierno, pero, sobre todo, no emitir dinero electrónico para financiarlo. No es mucho pedir, pero hay que ser muy drástico en eso… Simplemente no se lo puede ni se lo debe hacer. La dolarización vale mucho más que el errado financiamiento del Gobierno. 

jueves, 23 de abril de 2015

SALVAGUARDIAS, ¿A CAMBIO DE QUÉ?


Diana Escobar, integrante del Club de Economía de la USFQ, The Panchonomisthace un análisis sobre las salvaguardias.



Desde el pasado 11 de marzo, con el propósito de equilibrar la balanza de pagos, se comenzó a aplicar una tarifa arancelaria entre 5% y 45%, a 2.800 subpartidas (códigos del Sistema Armonizado de Codificación y Designación de Mercancías, que permiten clasificar todas las mercancías, a través de un registro de 10 dígitos). El presidente Rafael Correa ha intentado tranquilizar a los ciudadanos, afirmando que esta medida afectará solamente al 7% del comercio nacional total y al 32% de los productos importados, argumentando, además, que se trata, en su gran mayoría, de bienes suntuarios y de consumo duradero. 
Sin embargo, lo manifestado por el Presidente no termina de convencer a la ciudadanía, cuyas preocupaciones se fundamentan en lo que sucede en la práctica: especulación, escasez de productos y empresarios que están pensando en reducir la nómina. 
Existe la duda sobre si será posible reemplazar, exclusivamente con la oferta nacional, todos los bienes que se importaban. Al respecto, cabe recalcar que algunos productos nacionales que están en el mercado son de baja calidad o, en otros casos, la producción nacional no es suficiente para satisfacer la demanda. En ambos contextos, surge un problema de base, como lo menciona Andrés Robalino, Vicepresidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca, que reside en la necesidad de una mayor inversión para mejorar y/o aumentar el volumen de producción, lo cual, por el momento, no ocurre debido a que el sector industrial considera que no existen las condiciones necesarias para poder invertir. Robalino también afirma que, para que se dé esta inversión, es precisa la promulgación de políticas oficiales de mediano y largo plazo en el ámbito industrial. 
Otra de las consecuencias de la medida implementada por el gobierno es la especulación, un problema que se presenta con frecuencia en nuestro país y que rebasa la capacidad de control de las autoridades, porque, a pesar de que no se aplica las tarifas arancelarias a todos los productos, la mayoría de los comerciantes suben el precio de los productos que venden, asegurando que los bienes que consumen son más caros, situación que buscan compensar con mayores ganancias. Además, en cuanto a los bienes que sí se hallan dentro de la lista de productos afectados por los aranceles, los vendedores de productos nacionales aprovechan la reducción en la oferta, para incrementar los precios.
Con el tiempo, se podrían avizorar también las implicaciones de esta medida en el ámbito laboral, pues, según lo manifiesta el Presidente de la Cámara de Comercio de Quito, Blasco Peñaherrera Solá, aproximadamente 6,4 millones de personas verán afectadas sus fuentes de empleo, debido a que están relacionadas directa o indirectamente con el sector comercial. 
Tiempos difíciles se avecinan para nuestro país; estamos conscientes de que no existe una solución inmediata a los problemas que está provocando esta nueva imposición arancelaria, por lo que es fundamental un manejo táctico, principalmente por parte del gobierno, pero también de las empresas y los ciudadanos, con el fin de que los efectos de estas medidas no causen demasiados estragos, sobre todo, en los sectores más vulnerables.

lunes, 20 de abril de 2015

Economía de la vida diaria: la corrupción






A continuación les ofrecemos el programa Economía de la vida diaria, que se emitió el pasado 12 de febrero de 2015 en Radio centro Quito en el que participan Pablo Lucio Paredes y Sebastián Oleas hablando de la corrupción

    Al final del programa, les ofrecemos consejos de ahorro gracias al patrocinio de la Fundación CrisFe.

domingo, 19 de abril de 2015

Cuba: Políticamente incorrecto


 Cuba: Políticamente incorrecto
Pablo Lucio Paredes


 A continuación reproducimos el artículo de Pablo Lucio Paredes en El Universo del sábado 18 de julio:

 
    Sé que este artículo es políticamente incorrecto, porque en este mundo de prudencia y pragmatismo debemos pretender que no hay visiones ni diferencias ideológicas esenciales. Ahora, nada decir sobre Cuba, porque ha vuelto al redil de la Patria Grande y así se ha ganado el respeto de todos: borremos el fracaso humano y económico de estos casi 60 años de castrismo. Ellos sí pueden decir cualquier cosa sobre los demás, pero tocarlos es ir contra la unidad latinoamericana que con su retorno, supuestamente han fortalecido.

     Sin duda, por el bien del pueblo cubano, hay que abrir Cuba al mundo, dejar que entre viento fresco, porque solo esas brisas permitirán que se resquebraje ese muro ajado. Se necesita más internet para que sepan lo que pasa en el mundo y no solo lean propaganda estatal. Se necesita que pueda circular más gente, más ideas, más bienes y servicios tan buscados de ese capitalismo tan criticado (merece ser criticado, pero no por el gobierno cubano).

    Cuba ha fracasado en lo económico, porque el ser humano no empuja su esfuerzo y creatividad con arengas políticas, sino con incentivos reales que le permiten mejorar, y está dispuesto a compartir con los demás, pero no a ser igual a los demás cuando los esfuerzos y talentos son diferentes. Y no es por el embargo que ha fracasado, sino por la mala comprensión de la economía y del rol del ser humano en ella. En algo le salvaron los regalos soviéticos y venezolanos, pero solo fue para ganar tiempo ante lo inexorable.
    Cuba ha fracasado en lo humano, porque el esfuerzo hecho en salud y educación no es suficiente para cambiar la vida de la gente. Hay muchos países que han logrado mucho más en esos dos aspectos que Cuba, usando mucho menos recursos, pero además cambiando la calidad de vida real, porque ha podido trabajar, emprender, escoger, producir en una escala desconocida en la isla. Cuba ha sido absolutamente ineficiente, ha movilizado gigantes recursos colectivos para resultados mediocres.
   Cuba ha fracasado porque ha mantenido atada la mente de su gente; libertades y derechos básicos han sido borrados. Porque no hay libertad de expresión (con todos los defectos que esta tenga en los países democráticos), porque nunca han tenido la libertad de escoger a sus dignatarios frente al monopolio del poder castrista (por favor, abandonemos el cuento de las elecciones libres), porque no han podido moverse libremente. Cuba ha querido construir el hombre nuevo como todos los sistemas comunistas, y para ello ha adoctrinado a millones de jóvenes, pero el hombre nuevo solo es un espejo de lo que se imaginan y sueñan sus dictadores. Sin duda, cada pueblo debe escoger su propio camino sin interferencia externa, pero ¿los cubanos escogen mínimamente o “les dan” escogiendo? (la democracia tremendamente imperfecta, es bastante mejor).

    No tengo nada contra Cuba, solo ejerzo mi derecho a opinar sobre un sistema evidentemente fracasado.

Nota: No he dicho nada personal sobre la moral de nadie, espero cualquier eventual comentario de la embajada cubana en Quito, vaya en la misma dirección.

miércoles, 15 de abril de 2015

lunes, 13 de abril de 2015

Para reflexionar…

Pablo Lucio Paredes


Ed Carosia


reproduzco parcialmente un artículo de Paula Lugones, corresponsal del Clarín argentino:
“El premio nobel de economía Paul Krugman publicó (…) que los problemas de Argentina y Venezuela se debían fundamentalmente al “populismo macroeconómico”, un término acuñado por Sebastián Edwards y Rudiger Dornbusch en 1989 (…). Edwards, chileno, conversó con Clarín…
“-¿Qué es el populismo macroeconómico?
“Es un enfoque de política económica basado en no respetar los equilibrios fiscales monetarios y cambiarios para obtener beneficios de corto plazo con objetivos electorales. Es un proceso maniaco-depresivo, hay una fase de alegría y euforia, seguida por la crisis. La fase inicial de euforia depende de circunstancias, incluyendo el precio de las materias primas que el país exporta.
“-¿Cuáles son las características de estos programas?
“En general, el populismo nace luego de una gran crisis. Esto produce una reacción política que hace que surja un líder populista, con una retórica incendiaria, nacionalista, que divide al mundo entre ‘nosotros’ y ‘ellos’. ‘Ellos’ son los culpables de la penuria de ‘nosotros’, el pueblo. ‘Ellos’ son el Fondo Monetario Internacional, la banca internacional, las multinacionales, el sector privado…
“-¿Es una reacción al monetarismo?
“Es una reacción a una crisis que puede ser creada por neoliberales o un dictador. Es lo que está pasando ahora en Grecia. El FMI le impone austeridad. Eso causa penuria y aparece el líder retórico. Entonces adoptan un programa sin restricciones monetarias, fiscales o cambiarias. Esto produce euforia, porque si uno empieza a gastar fuertemente hay una recuperación de la economía. Pero el gasto es financiado con las escasas reservas internacionales y se acaban. Luego vienen las restricciones, la corrupción, el tipo de cambio negro, la escasez de ciertos productos, de insumos importados para la industria y eso empieza a producir la crisis que es la última fase del populismo. Que trata de ser reprimida con controles de precios, con una agudización de la retórica del ‘ellos’ y ‘nosotros’, de llevar presos o a juicios a ‘acaparadores’ y ‘especuladores’. Finalmente viene la gran crisis en la que hay devaluar, la inflación o una hiperinflación y el país termina peor que como empezó.
(…)
“-El populismo, que busca beneficiar a los más pobres, ¿al final termina perjudicando a aquellos que supuestamente quería ayudar?
“El populismo siempre termina mal. Los salarios caen, la inflación sube, hay que hacer igual un ajuste al final”.
…reproduzco, porque los manejos populistas tienen un mismo comienzo y un mismo fin. Los autores Dornbusch y Edwards estudiaron a Chile de Allende y Perú de Alan García I, pero obviamente más tarde pudieron agregarle doblemente a Argentina de Menem y los Kirchner o Venezuela de Chávez. Muchos casos penosos en América Latina. Pueden dilatarse los procesos porque la euforia se alarga con un ciclo más largo de las materias primas, o retrasarse el final con más endeudamiento, tomarse los fondos de la seguridad social o decretar grandes restricciones (…), aunque no se lo reconozca sino todo lo contrario, tener “un sistema monetario importado” como es la dolarización puede ser un gran aliado para evitar catástrofes, que debe ser cuidado como oro en polvo. (O)

viernes, 10 de abril de 2015

¿Seguridad Social en el Ecuador?

Patricio Pazmiño,  integrante del Club de Economía de la USFQ, The Panchonomisthace un análisis de la situación actual de la seguridad social en nuestro país. 



En julio de 1942, durante el gobierno de Carlos Alberto Arroyo del Río, se estableció, mediante la Ley de Seguridad Social, un subsidio estatal de 40% para las pensiones jubilares del IESS. A lo largo de los años, esta ley ha sufrido modificaciones, pero el subsidio estatal se ha mantenido. La última reforma a la Ley de Seguridad Social se la realizó en 2001, durante el gobierno de Gustavo Noboa, cuando se ratificó, mediante el artículo 237, que el 60% de las pensiones serían cubiertas por el IESS y el 40% restante por el Estado. Adicionalmente, en el 2010, durante la gestión de Ramiro González en el IESS, se estableció un convenio para que el aporte del 40% que el Estado debía hacer al IESS durante el 2011, 2012 y 2013 pudiera ser pagado en bonos, en lugar de efectivo.


Después de haber cumplido con lo establecido en el artículo 237 durante 8 años, ahora la administración de Rafael Correa, de manera sorpresiva, ha calificado esta disposición de absurda, y busca corregirla mediante el proyecto de Ley de Reconocimiento del Trabajo del Hogar, que se está discutiendo en la Asamblea Nacional. El objetivo del gobierno es reemplazar el artículo 237 por uno más general, en el cual se estipule que el Estado asumirá su responsabilidad subsidiaria, sólo en caso de que por algún motivo, el IESS no contara con los recursos necesarios para el pago de sus obligaciones (sin especificar porcentajes, sino en base a las necesidades del IESS). Es decir, que el Estado garantizará las pensiones únicamente cuando se requiera, pero dejará de contribuir anualmente como lo ha venido haciendo por más de 72 años.

Esta propuesta ha generado preocupación en los jubilados, quienes temen por la sostenibilidad a futuro del sistema de pensiones en caso de que se llegue a eliminar el subsidio del 40% del Estado y quienes, además, exigen al gobierno el pago de los $1.700 millones que supuestamente adeuda al IESS. Por su parte, el oficialismo ha declarado que dicha deuda es “ficticia” y que no dará “ni 20 centavos más” al IESS, debido a que este tiene un exceso de liquidez. Pero ¿qué tan cierta es esta afirmación?

En efecto, el IESS cuenta con un excedente de caja, como lo afirma el gobierno. El IESS, sin tomar en cuenta el aporte estatal de 40%, cuenta con ahorros para pensiones que superan los $7.000 millones de dólares, y que según informes, serían suficientes para el pago de jubilaciones durante los próximos 12 años. El problema radica en el largo plazo, que es donde verdaderamente se deben analizar a los sistemas de seguridad social. Sin el aporte del Estado, el IESS registraría un déficit de aproximadamente 70.000 millones para el 2053. Los informes coinciden en que el aporte estatal es vital para el sostenimiento, en el largo plazo, del sistema de pensiones. 

En el corto plazo, las soluciones ante la eliminación del aporte estatal del 40% radicarían en reformas superficiales al sistema de seguridad social. Por ejemplo: subir el aporte de los afiliados, reducir el monto de pensiones que recibirán los futuros jubilados o subir la edad de jubilación.

Sin embargo, la situación actual y las no muy alentadoras predicciones para el futuro nos permiten poner sobre la mesa una alternativa polémica, pero siempre presente: la seguridad social privatizada y, con ello, brindar a los contribuyentes la alternativa de elegir entre el sistema tradicional público de “reparto” y uno privado de capitalización individual.

Algunos de los beneficios de este sistema privatizado son el desarrollo de los mercados de capitales, el aumento de los niveles de ahorro e inversión, una mayor competencia con menores costos de intermediación y la eliminación de las distorsiones en la oferta de trabajo y patrones de consumo. 

Sin duda, es difícil pensar que en un futuro cercano, el sistema de seguridad social ecuatoriano pueda reestructurarse de manera tan radical. Es importante recordar que es una alternativa válida y que existen varios casos de países que son prueba de los resultados favorables de esta alternativa. Chile, por ejemplo, quien fue el pionero en cuanto a privatización de la seguridad social.


+Información:
-Sowell, T. ¿Privatizar la seguridad social?
-Feldstein, M. La privatización de la seguridad social: La oportunidad de los diez mil millones de dólares.
-El Comercio. Sin subsidio estatal, aporte al IESS subiría para afiliados. 
-El Comercio. Reforma no plantea cómo sustituir subsidio del 40%. 





domingo, 5 de abril de 2015

¿CÓMO MEDIR NUESTRA VIDA?

DIFERENCIA ENTRE DESARROLLO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO.

Josué Vásquez, integrante del Club de Economía de la USFQ, The Panchonomist, nos explica en este post la diferencia entre desarrollo y crecimiento económico.



“Lo que medimos afecta lo que hacemos. Y, si nuestras decisiones son incompletas, nuestras decisiones están distorsionadas”Joseph Stiglitz & Amartya Sen
Si en el país X se produce más lápices que en el país Y, más bosques se talan en X para la obtención de este producto. ¿Está X creciendo o desarrollándose económicamente? Usar ambas expresiones, como sinónimos, es un error común. 
Por un lado, el crecimiento económico se refiere a un aumento del nivel de producción de bienes y servicios de una sociedad, teniendo al PIB como su mayor indicador. También se suelen incluir variables como la tasa de ahorro o la inflación. 
Por otro lado, desarrollo económico es un concepto más amplio y ligado al sentido de moralidad. Entre las variables que toma en cuenta, se encuentran: tasa de mortalidad, niveles de educación, índices de desigualdad, protección medioambiental, etc. Entre los indicadores que se usa, están el Índice de Desarrollo Humano (globalmente aceptado) y el PIB verde (con muy poca aprobación).
En las décadas de los 50s y 60s, ambos conceptos eran empleados indistintamente y el indicador fundamental era el PIB per cápita. No obstante, en la década de los 70s, empezó la disociación entre crecimiento económico y desarrollo económico, junto con el surgimiento de los debates sobre el medio ambiente y el calentamiento climático. La nueva preocupación por la distribución de la riqueza y la desigualdad aceleró esta separación.
El debate acerca de qué se considera un alto nivel de vida y cómo medirlo está más vivo que nunca. Michael Porter desarrolló, hace un par de años, un indicador muy completo: el Índice de Progreso Social. Éste abarca desde aspectos básicos, como nutrición y acceso a educación, hasta aquéllos más complejos, como acceso a telecomunicaciones y libertad política. 
Desarrollo y crecimiento económico no son conceptos mutuamente excluyentes. De hecho, sin el completo entendimiento de los mismos, las políticas gubernamentales estarían, en su mayoría, mal direccionadas, lo que desembocaría en escenarios que no cumplirían con las expectativas de los ciudadanos y gobernantes.
Los ojos de la economía son las estadísticas y los indicadores.Lo que vemos nos muestra hacia dónde vamos. 




+ Info:


http://www.lanacion.com.ar/1700154-como-medir-el-progreso-social_


http://www.marketingyfinanzas.net/2014/03/diferencia-entre-crecimiento-y-desarrollo-economico/


http://www.diffen.com/difference/Economic_Development_vs_Economic_Growth


http://www.stiglitz-sen-fitoussi.fr/anglais.pdf documents/rapport_

jueves, 2 de abril de 2015

JAPÓN: ENTRE DEFLACIÓN Y “ABENOMICS”

Erika Povea, integrante del Club de Economía de la USFQ, The Panchonomisthace un análisis de la evolución de la economía de Japón y cómo ésta ha llegado a convertirse en lo que se conoce como "Abenomics". 




Los ciclos económicos se definen como periodos de fluctuaciones en las principales variables macroeconómicas como el desempleo, la inflación, las tasas de interés, el PIB, entre otros. Estos patrones se presentan en todas las economías, en mayor o menor magnitud, de acuerdo a los factores que los provocan y la manera en cómo reaccionan el gobierno y la sociedad. Adicionalmente, la deflación se entiende como la caída generaliza y constante de los precios.

La década perdida de Japón, como se denomina al periodo posterior a la burbuja inmobiliaria de 1980, presenta características singulares que permiten el estudio de fenómenos como la espiral deflacionaria, estanflación, tasas reales de interés negativas o la trampa de liquidez, que, para algunos economistas, llegó a considerarse una utopía matemática.

Hasta el comienzo de la década de los noventa, la economía japonesa era concebida como una de las grandes potencias industriales. Se convirtió en ejemplo de novedosos métodos de producción; llamaban la atención sus sistemas de calidad, la participación de los trabajadores en las empresas, los sistemas de remuneración, así como los métodos de administración empresarial que eran objeto de estudio y modelo a seguir, para otras economías menos desarrolladas. Esta admiración estaba respaldada por niveles de crecimiento superiores al 6%, con bajas tasa de inflación y desempleo.

A pesar de todo, esta situación envidiable se convirtió rápidamente en una burbuja inmobiliaria, cuando la política monetaria favorecía la especulación, sobre todo, en el precio de las propiedades. Un ejemplo de ello es el terreno del Palacio Imperial en Tokio que llegó a cotizarse un valor por encima de lo que costaba todo el estado de California.

Cuando la caída en los precios comenzó, las deudas adquiridas por los consumidores y en especial por los especuladores no pudieron pagarse y, como efecto dominó, se llegó a un contexto de recesión. Es común que ante estas circunstancias, los gobiernos recurran a política monetaria con reducciones en las tasas de interés o a política fiscal con disminuciones de impuestos.

Pero lo que no se espera es que todo el gasto público no se traduzca en una expansión del consumo. En Japón el costo por inyectar grandes cantidades de recursos públicos fue más alto que el beneficio social. Durante los años 90, el gasto del gobierno superó en 60% a los ingresos nacionales, esta brecha fue la más alta entre los países industrializados de la época.

Los consumidores retrasaban sus compras con la expectativa de que, al día siguiente, los mismos bienes podrían encontrarse más baratos. En este punto, es necesario considerar que los japoneses se caracterizan por tener una alta propensión al ahorro que, en situaciones ordinarias, se encuentra entre el 15-20%, mientras que en economías occidentales esta porción alcanzaba un máximo del 10%, como fue el caso de Estados Unidos. El gobierno debía tomar en cuenta este factor mucho antes de llegar a tasas de interés nominales iguales a cero que, en términos reales, se traducen en tasas negativas. Este fenómeno, conocido como trampa de liquidez, es resultado del uso excesivo de política monetaria expansiva, donde la reducción en las tasas de interés no se traduce en mayor inversión ni consumo; ocurre cuando las tasas son muy cercanas a cero. Entonces, ¿cómo reactivar una economía que especula de forma generalizada, no tiene incentivos para producir y en la que los subsidios se destinan más al ahorro que al consumo?

Al cabo de una década de retroceso productivo y social, el gobierno decidió focalizar los subsidios en la clase media y las zonas rurales marginales, a través de la emisión de certificados de consumo “por tiempo limitado”, con el fin de evitar los retrasos en las compras.

Durante los últimos años, Japón ha logrado salir progresivamente del círculo vicioso que genera la deflación. Desde el año 2010, el crecimiento promedio ha sido del 1,9%. No obstante, se temen recaídas en la producción nacional y el gobierno de Shinzo Abe está atento a cualquier señal de disminución en los precios. Desde el año 2003, se han repetido en numerosas ocasiones paquetes de estímulos al consumo. En el país, estas medidas se han llegado a conocer como “Abenomics”.

La última aplicación de estos subsidios se llevó a cabo en el 2014, cuando el gobierno incrementó el IVA. Pese a que la diferencia sea solamente del 3%, Japón ha vivido únicamente tres subidas de este impuesto en toda su historia y sigue siendo un país muy sensible a cualquier alza en este terreno.

Si bien resulta difícil identificarse con una propensión al ahorro tan elevada y además muy sensible, este caso permite recordar las limitaciones de políticas “genéricas” o recetas internacionales que se aplican sin tomar en cuenta la complejidad que envuelve cada nación.



+ Info:


http://cincodias.com/cincodias/2014/04/01/economia/1396344550_225740.html


http://www.angelvila.eu/publicaciones_pdf/larga_crisis_economia_japonesa.pdf


http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=%2Felcano%2Felcano_es%2Fzonas_es%2Fasia-pacifico%2Fari57-2009


http://goodbadecon.com/uploads/3/1/1/6/3116093/ch_53_causes_and_cons_of_infl_and_defl_-_2.3.pdf