lunes, 29 de mayo de 2017

El peor legado de Correa para la siguientes generaciones: La pérdida en la calidad de las Instituciones

Por Luis Espinosa Goded

Más allá de la pésima situación económica que deja el legado de Rafael Correa, más allá de la pérdida de la oportunidad histórica de desarrollo que pudo haber supuesto los altos precios del petróleo, más allá de los graves problemas que pueda tener los próximos gobiernos para equilibrar los presupuestos; lo más preocupante que ha dejado la década correísta es la pérdida en  la  calidad de las instituciones; pues instituciones funcionales y prósperas son el requisito previo e imprescindible para cualquier desarrollo económico sano en el medio y largo plazo.
¿Pero qué son las instituciones? Lo cierto es que aunque “institución” sea uno de los conceptos más utilizados en la economía actual es un concepto que es aún algo líquido, difuso, indefinido. Podríamos definir institución como las reglas socialmente aceptadas dentro de una sociedad en las cuales se desenvuelven los comportamientos de sus individuos. Así definido las reglas pueden ser “informales” como la educación -decir buenos días- o como saludarse dándose la mano; o instituciones  “formales” como son las reglas que regulan las inversiones en un  país, qué tanto se respeta la libertad de expresión, los derechos humanos o qué tan difícil es la tramitología para montar una empresa.
El Índice de Calidad Institucional intenta medir cómo progresan las instituciones formales (las únicas que se pueden medir) en todo el mundo, compilando ocho índices, cuatro que miden las instituciones de mercado (Índice de libertad económica, de competitividad global…) y cuatro que miden las instituciones políticas (Respeto al derecho, Libertad de prensa, corrupción…), lo elabora cada año la Fundación Libertad y Progreso y los resultados para el Ecuador de Correa son desoladores.
Ecuador aparece en el puesto 144 del mundo en el índice global, en el 141 en calidad de las instituciones políticas y en el 134 en el de las instituciones de mercado. Pero lo peor no es lo retrasado que está con respecto a casi todos los países del mundo (son 190  los analizados incluyendo decenas de países africanos y pequeñas islas del caribe); lo peor es que en la última década Ecuador ha perdido 22 posiciones, esto es, no sólo no ha mejorado la calidad de las instituciones del  país, sino que han empeorado aún más.
El crecimiento económico sano no se produce por altos precios del  petróleo como ha ocurrido en la última década correísta, sino porque miles de empresarios tienen la libertad y capacidad de crear proyectos donde miles de trabajadores pueden aportar valor, que se puede comerciar con el resto del mundo. Es en este proceso de creación e intercambio de valor donde se da la prosperidad. Pero para que ésto se produzca se deben  dar las condiciones adecuadas, esto es, unas instituciones virtuosas que permitan la libre iniciativa, en la que se respete la propiedad privada y el derecho, haya libertad de expresión y libertad de emprendimiento, etc...
Pero el cambio en las instituciones, estas condiciones imprescindibles para que se produzca el crecimiento no se producen de la noche a la mañana ni proporcionan un  crecimiento económico inmediato. Lleva décadas el que haya cambios en la sociedad por los que se valore tanto la libertad de expresión como la libertad empresarial; esas valoraciones sociales luego se reflejan en legislación garantista que da un marco legal más adecuado para la creación de riqueza, y años después, si ese marco genera confianza, se produce el florecimiento económico.

Por desgracia el correísmo ha dejado en herencia todo lo contrario. Durante una década el discurso oficial, sábado tras sábado, ha justificado la represión a los periodistas, minando la libertad de expresión; durante una década, sábado tras sábado, se ha menospreciado a los empresarios, a los creadores de riqueza, acusándolos de cualquier crimen imaginable; durante una década, sábado tras sábado, se han erosionado las instituciones informales que podrían permitir el crecimiento económico sano, y se ha legislado en contra de la libertad, la empresarialidad y la prosperidad.

viernes, 19 de mayo de 2017

Ecuador: All you need is dollars por Francisco Zalles

Pedro Romero Alemán

Está es una introducción al trabajo de mi amigo Francisco Zalles. Tuve la oportunidad de trabajar hace ya bastante tiempo junto a él en una organización que realizaba análisis de políticas públicas, pero ya lo conocía aún antes de la dolarización oficial del Ecuador. En ese entonces, dos de los temas principales que se discutían en las universidades y, en la sociedad en general, eran las autonomías provinciales y la dolarización como cura a nuestros males monetarios. Francisco Zalles fue uno de los promotores más calificados por su sólida formación económica y profundo conocimiento práctico del mercado financiero ecuatoriano.

Aquí el link al libro gratis Ecuador: All you need is dollars

Dejaré al lector que descubra por sí mismo el excelente contenido del libro de la mano de la prosa sencilla y directa de Francisco. Entre los temas destacados que encontrarán están como la dolarización nos ha salvado de seguir el camino de Venezuela. También su explicación de por qué el sendero para reforzar el sistema es la apertura, contrariamente a lo que ha hecho el gobierno. Finalmente, una de sus propuestas radicales es la de ‘dolarizar’ el sistema de justicia ecuatoriano, por medio, de la implementación de una corte con apoyo internacional como el de la ONU pero con competencia nacional en sus decisiones. Todo esto con el objetivo de reducir la corrupción y mejorar el sistema judicial del país. En mi caso, aquí me limitaré a complementar el contenido de éste excelente libro.

Es imperativo recordar hechos previos a la dolarización. Entre mayo de 1992 y marzo del 2000 se decretaron 49 regulaciones de la entonces Junta Monetaria, las cuales estuvieron destinadas a modificar el encaje legal bancario, esto fue más de seis veces por año. Asimismo, entre diciembre de 1994 y febrero de 1999, se devalúo el tipo de cambio entre sucres y dólares seis veces antes de abandonar el ancla cambiaria. En las operaciones de mercado abierto sólo en el año de 1999 se negociaron $4331 millones en Bonos de Estabilización Monetaria (BEMs) mientras que tan sólo $1010 millones en papeles del sector privado, la tasa interbancaria llegó al 200 por ciento días antes de la declaración de dolarizar al país oficialmente. Efectivamente, recordaremos que el Banco Central del Ecuador tenía todos esos instrumentos y muchos más, sin embargo no pudo detener el descalabro monetario ni financiero.


En medio de toda esa incertidumbre monetaria no es de extrañarse que más del 70 por ciento de los activos bancarios hayan colapsado, aunque podríamos haber perdido mucho más. En 1999, los depósitos totales se redujeron en 40 por ciento, no solo por la tendencia decreciente que se venía presentando, además por la desintermediación que causó el Impuesto a la Circulación de Capitales (ICC), que originalmente buscaba reemplazar al impuesto a la renta pero nunca lo hizo.

La dolarización redujo las fuentes monetarias de la incertidumbre, no así las otras fuentes como la política y la fiscal. Con respecto a está última en los últimos diez años ha habido entre dos y tres reformas a leyes tributarias o a normas que las afectan. Esto es el resultado de la política fiscal expansiva que ha seguido este gobierno, a pesar de que se ha estimado que entre ingresos petroleros y tributarios se obtuvieron alrededor de $280 mil millones en está década. En el Gráfico 1 sobre el resultado fiscal del Sector Público No Financiero (SPNF) se presenta el saldo de deuda pública total y la evolución del déficit primario acumulado. Se observa claramente como están correlacionados, y que el manejo insostenible de la política fiscal nos condujo a mayor endeudamiento.  

La sostenida expansión fiscal del gobierno de la revolución ciudadana agrava la situación estructural de la economía ecuatoriana, a saber que su producción doméstica está limitada a productos con escaso valor agregado como es el petróleo. Es decir, la estructura de producción ecuatoriana está limitada a bienes de consumo que son menos intensivos en capital. Esto contradice la misma meta del actual gobierno de cambiar la ‘matriz productiva’ del país hacia una estructura más industrializada.

El boom petrolero que tomó fuerza a inicios del 2000 ha significado un serio incremento en el consumo privado pero sobretodo público. El déficit fiscal sostenido del gobierno es una consecuencia de ello. La inversión pública ha crecido en detrimento de la inversión privada que es más competitiva. El gasto primario del sector público ha aumentado por el incremento colosal de la burocracia y asimismo por un diferencial de salarios a favor de ellos y en contra de los empleados del sector privado.

                                Gráfico 1. Fuente BCE

Precisamente, el boom petrolero ha causado que los precios de los bienes y servicios no transables de la economía aumenten de tal manera que no se genere mayor diversidad en la oferta de productos transables ecuatorianos. Este es un efecto que se deduce del fenómeno de la “enfermedad holandesa” que es una de las razones que explican la maldición de los recursos naturales. De forma más detallada lo explicamos así. Un incremento de ingresos a la economía debido a un incremento de precios y la rentabilidad de la producción petrolera desvía recursos de otros sectores de la economía. Estos sectores pueden ser también transables como café. Los recursos de capital y trabajo o tierra se destinan más a la producción petrolera y menos a la producción de otros productos transables. Asimismo dado que los empleados y otros contratistas del sector petrolero reciben mejores salarios que los de otros sectores ejercen una mayor demanda de bienes tanto transables como no transables. De tal manera que la economía tiene una estructura productiva concentrada en producción petrolera y bienes no transables como servicios de comida, pero menos de producción transable alternativa como maquinaria o productos agro-industriales.

Además, como el propietario de los recursos es el gobierno este mayor influjo de ingresos hace que el régimen pueda ejercer mejor su política populista al no imponerse reglas de ahorro que produzcan un equilibrio intertemporal en las cuentas fiscales. Asimismo, asegura mayores subsidios, mejores sueldos, más inversiones en ‘elefantes blancos’, y más impuestos dependiendo de lo dividida de la sociedad. En el caso de Ecuador ya que el gobierno de la revolución ciudadana se ha declarado como enemigo del sector privado en general (aunque ha favorecido a unos pocos grupos específicos), los impuestos a la clase media han aumentado. A pesar de esto se han generado tanto un déficit fiscal como un déficit comercial con el resultado de una creciente deuda pública la misma que profundiza la característica no capitalista de la economía ecuatoriana.

miércoles, 3 de mayo de 2017

¿Debería mantenerse el IVA en el 14%?



El impuesto al valor agregado es una carga fiscal sobre el consumo, por ende, es un impuesto indirecto financiado por el consumidor final. En el Ecuador la recaudación de impuesto representa alrededor del 14% del PIB y específicamente el IVA representa casi el 15% de los ingresos totales del presupuesto público.  
A partir de Junio del 2016, como parte del programa del gobierno, el cual buscaba financiar la reconstrucción de las zonas afectas por el terremoto, se incrementó este impuesto del 12 al 14%. Sin embargo, por ley, el IVA tiene que regresar a su nivel de 12% el 1 de junio del 2017.De acuerdo a varios analistas económicos afines al gobierno, se debería mantener el IVA en el 14% debido a tres razones: primero, porque no ha afectado negativamente a la economía del país, segundo, porque la población ya se acostumbró a esta tasa y finalmente, porque permite la redistribución de la riqueza.
No obstante, es necesario recalcar que las tres razones no tienen sentido alguno ya que este impuesto si afecta al consumo, reduciéndolo y por lo tanto disminuyendo la recaudación fiscal. Según los datos del Servicio de Rentas Internas, el total de las recaudaciones de IVA entre junio y noviembre de 2015 fue de 3.087.515 miles dólares, mientras que en el mismo período en 2016 fue de 2.847.802 miles dólares. Si se calcula la variación porcentual entre los dos años encontramos que en el 2016 la recaudación bajó en 7,76%. Por otro lado, a este impuesto se lo denomina regresivo ya que las familias de menos ingresos (lo más pobres) asignan la mayor parte de su ingreso al consumo de los cuales la mayoría están grabados con IVA. Mientras que, las personas de mayor ingreso, asignan, proporcionalmente, una menor parte de sus ingresos al consumo. Por otro lado, las obras que se podrían financiar con un mayor IVA son utilizados en mayor porcentaje por las personas de mayor ingreso (por ejemplo carreteras).
La disminución en la recaudación fiscal puede explicarse por dos razones: primero, al haber recesión, disminuye el ingreso y por lo tanto baja la recaudación fiscal y en segundo lugar, con un ingreso constante, al aumentar el IVA y por ende los precios, las personas disminuyen su consumo. En el escenario 1, el IVA actuó como estabilizador automático evitando una caída drástica de la recaudación fiscal. Sin embargo, en cualquiera de los dos escenarios, en el 2017 el IVA debería regresar al 12% pues la recesión ya terminó y en este momento lo que buscamos es incentivar el consumo para reactivar la economía (esto de acuerdo al oficialismo). En conclusión, el regresar el IVA al 12% NO debería ser cumplir con una oferta de campaña sino simplemente permitir que se cumpla la ley y de esta manera dar al mercado, señales de seriedad que es lo que la economía necesita actualmente.