Por Luis Espinosa Goded
Ya he argumentado que el ecologismo se comporta como una religión "naturalista"-"anti-humanista", pero esto no puede extrañar a nadie, pues el ecologismo es hijo directo de las predicciones del "lúgubre sacerdote" Robert Malthus.
Malthus no sólo fue el primero que alertó de la "sobre-explotación" de los recursos naturales por parte de los hombres. También fue el primero en hacer "mala ciencia" para defender sus tesis, en hacer predicciones catastrofistas (y siempre erróneas) sobre el futuro de la humanidad; y lo que es más, en hacer argumentaciones para el cambio del comportamiento de los hombres basados en supuestos argumentos morales superiores vestidos con trajes "científicos".
Todos
conocemos las nefastas predicciones maltusianas hechas en su libro de 1798
"Ensayos sobre el crecimiento de lapoblación" que decía que, puesto que la tierra cultivable (los
recursos naturales) sólo se pueden multiplicar (como mucho) aritméticamente, y la población sobre la
tierra geométricamente (duplicándose
cada 25 años), la tierra no producirá suficientes recursos para alimentar a
todos los seres humanos, por lo tanto están condenados a la miseria.

Mala
ciencia:
Obsérvese
el uso de términos matemáticos (aritmética
y geométricamente) para la elaboración de sus teorías; pues el ropaje
"científico" de teorías erróneas es una característica que comparte
Malthus con los ecologistas actuales (sobre todo los del Cambio Climático).
Dice Schumpetter en su obra canónica de historia del pensamiento económico del
trabajo de Malthus que es: "un
trabajo deplorable técnicamente, que por su substancia está a un paso de la
insensatez".
Tan
es así que el propio Malthus reconoce en la misma introducción que presenta sus
teorías !sin datos¡:
"Sin duda, este
ensayo podrías haber sido completado con un mayor número de datos ilustrativos
de su argumentación general"
Pero
el carecer de datos no es óbice para presentar una teoría general tan
catastrofista y radical.
También
es importante señalar cómo es una ciencia de predicciones. Uno de los problemas epistemológicos más importantes
en los que están atrapadas las ciencias actuales (y especialmente la economía)
es la función "predictiva" de la ciencia en lugar de su función
"explicativa". No se entiende muy bien porqué si la ley del
crecimiento de la población con respecto a los recursos de manera insostenible
es "inexorable" no se produjo esa catástrofe en los últimos cien,
mil, o cinco mil años; pero sí se producirá en un futuro inminente en el tiempo
vital de Malthus... (o más inexplicable aún, de los neo-maltusianos actuales).
Y
no sólo eso es criticable en cuanto a la metodología de Malthus, si no que cambió sustancialmente sus argumentos
entre la primera (1798) y la segunda (1803) versión de su libro, sin cambiar
las conclusiones del mismo.
(Más o menos como a día de hoy el IPCC cambia los datos y proyecciones sobre el
Cambio Climático y su evolución sin cambiar sustancialmente sus conclusiones ni
recomendaciones).
Lo
no-debatible:
A
aquellos que estamos acostumbrados al debate sobre el Cambio Climático no nos
sorprende cómo presenta Schumpeter lo que llegaron a ser las teorías de
Malthus:
"La doctrina de Malthus se convirtió en la visión
<correcta> del problema de la población, igual que el librecambio se
había convertido en la política <correcta>; sólo la ignorancia o la
aberración podían rechazarla, pues era parte del conjunto de verdades eternas
registradas de una vez para siempre. no estaba mal adoctrinar a los oponentes
si eran personas dignas de ese esfuerzo, pero no se les podía tomar en
serio".
Unas
teorías presentadas sin datos que las respalden, presentadas con una mala
argumentación matemática, que son erróneas y contrarias a la evidencia fáctica
y la correcta argumentación teórica, se convierten en "correctas",
tan "correctas" que ni siquiera merece la pena ser discutidas. (¿Les
recuerda esto a algunas declaraciones sobre la "debatibilidad" del
Cambio Climático?).
La
"moralización":
Es
decir, que Malthus, que era un sacerdote anglicano cuya principal preocupación era "moralizar"
la sociedad inglesa de su tiempo, y el argumento que utilizaba era el miedo que
debían tener los ciudadanos a una catástrofe de sobrepoblación para que se casasen
tardíamente (y por supuesto no tuviesen relaciones sexuales antes de casarse).
Esta solución, según él, traería mayor moralidad y mayor prosperidad a la
población.
Esto es, la amenaza con una catástrofe de recursos es tan sólo la excusa para provocar
un cambio en el comportamiento de los ciudadanos ingleses de su tiempo... como
se puede argumentar que las supuestas catástrofes del ecologismo son tan sólo
excusas para intentar cambiar nuestro modelo de desarrollo capitalista que a
tantos parece disgustar tanto.
El
pesimismo:
Malthus
era un hombre profundamente pesimista, y sus teorías no pueden calificarse si
no de "cenizas", agoreras o incluso apocalípticas. Malthus, como él mismo
reconoce en la introducción en el ensayo sobre la población lo escribió para
refutar las optimistas visiones de Godwin (y Condorcet luego es nombrado), fruto del
entusiasmo en un nuevo tiempo que había generado la Revolución Francesa.
El
maltusianismo, como el ecologismo actual, es intrínsecamente pesimista. El
pesimismo -y el concebir al ser humano como "agresor" y causante de
ese futuro peor- es consustancial al ecologismo.
El
ecologismo cree que el futuro será peor que el pasado (de hecho es en su raíz conservador ,
lo que a muchos ecologistas de hoy en día no deja de consternarles), cree que
no pueda haber progreso armónico de la sociedad, y cree que debemos cambiar
nuestro modo de vida de manera radical por otro propuesto-supuesto modo de vida
más "moral" que podría evitar esa catástrofe siempre inminente. Sin
ese pesimismo intrínsico y esa desconfianza en el ser humano no se podría
sostener los argumentos ecologistas-(maltusianos).
Los
clamorosos datos que lo contradicen:
Pero
la idea de que la humanidad se vería en una lucha por los recursos que
provocaría hambre o destrucción no se ha podido mostrar más falsa en los
últimos doscientos años. Es difícil argumentar en contra de que la calidad de
vida ha aumentado en los últimos 200 años desde que escribió el cenizo Malthus,
y la población ha tenido un espectacular crecimiento de hasta siete veces, de
los aproximadamente mil millones de personas del año 1800, a las más de siete
mil millones de almas que hay sobre la tierra a día de hoy.
Véase
el gráfico:
Más personas y más ricos:
Quizá
sea este el punto que marca la meridiana diferenciación entre los ecologistas-maltusianitas
y los humanistas. Los unos se escandalizan y preocupan de que haya tantos
hombres, mujeres, niños, ancianos sobre la faz de la tierra. Los otros nos
alegramos porque haya más seres humanos sobre la tierra vivos al mismo tiempo,
y deseamos que haya muchísima más vida humana, pues somos humanistas y nos
congratula la existencia y la vida de nuestros semejantes.
Como
dijo Hayek replicando a Malthus: "Podemos
ser o muchos y ricos o pocos y pobres", y es que es esa una de las
esencias de las enseñanzas de las teorías económicas clásicas, que conciben a
la sociedad sobre todo como un proceso de cooperación, en el que cada individuo
aporta con su trabajo a perseguir sus propios fines, y ayudar a los demás a
lograr los suyos. De tal manera que a través de la división del trabajo (y
mucho más importante aún de la división del conocimiento) el conjunto de la
sociedad se enriquece con cada nuevo miembro que es parte de ella.

El
ecologista-socialista-conservador-maltusiano concibe a los hombres como
esencialmente consumidores de recursos, y por tanto a la sociedad como un
enfrentamiento por recursos escasos (una visión hobbesiana del estado de naturaleza) en el que cada uno de los
otros seres humanos son potenciales enemigos pues hay competencia por los
recursos. El liberal concibe a los hombres como consumidores de recursos,
cierto, pero esencialmente como creadores. No somos ni conejos ni mangostas que
sólo consumen como en los símiles de Malthus, somos seres creativos, que además
de consumir creamos, y de hecho creamos más de lo que consumimos, generando un
excedente que nos hace un poco más ricos a los demás.
El
liberal, por tanto, concibe la sociedad como un proceso eminentemente
cooperativo, en el que la existencia de cada ser humano de más hace un poco más
próspero a todos sus semejantes, tanto por lo que crea, como por sus
capacidades únicas que a todos nos enriquecen.
Más
intervención del Estado:
En
lo que sí se diferencia Malthus del ecologismo actual es que Malthus no
reclamaba la intervención del Estado para solucionar estos problemas, si no que
más bien reclamaba la no intervención en ningún caso del gobierno. Hasta tal
punto esto es así que Malthus se opuso a que el gobierno proveyese de casas
para los más jóvenes (dado que eso provocaría que se casasen antes y por tanto
agravaría el problema); y lo que es muchísimo más grave, las teorías de Malthus
son las que influyeron en las políticas del Trevelyan, que fueron causa directa de la gran catástrofe del
hambre de la patata en Irlanda de 1845-1852.
Y
es que Malthus creía que había que solucionar el [supuesto] problema de la
sobre-población por medios de "restricción moral". Sin embargo los
neo-maltusianos creen que hay que solucionarlo por medio del Estado y mayores
"controles". Así no es casualidad que sean las dictaduras más crueles
de nuestro tiempo como la China comunista las que impongan normas de control de
la población como la prohibición de tener más de un sólo hijo.
Con
la amenaza constante de una eminente catástrofe, los ecologistas reclaman más y
más intervención del gobierno para modificar el comportamiento de los
ciudadanos. Esto es, más y más poder a los políticos para "regular"
las vidas de los ciudadanos
Todas
estas regulaciones, controles, prohibiciones, restricciones que se quiere que
imponga el gobierno sobre los ciudadanos son evidentemente descoordinadoras, de
tal manera que generan menor crecimiento económico. El ecologismo se mueve
entre aquellos que defienden abiertamente el "decrecimiento", y aquellos que defienden o un
menor crecimiento o un "crecimiento sostenible". Objetivo muy lógico,
pero que cuando se examina en detenimiento qué se propone se descubre casi
siempre políticas que generarán o ralentizarán el crecimiento económico, porque
en el fondo lo que es sospechoso para el ecologismo es el modelo de desarrollo
capitalista.
Conclusión:
En conclusión, el ecologismo, como hijo
del maltusianismo que es, presenta tres problemas gravísimos para el
crecimiento de una sociedad humana armoniosa:
- No
es humanista, no celebra al hombre, nos hace parecer culpables de nuestros
logros. Hace al hombre "culpable", ya no de "pecado
original" si no de ser y crear.
- Es
pesimista, cree que el futuro será peor que el presente. Y siendo la ideología
predominante en nuestro tiempo, sobre todo entre la juventud, crea una
desconfianza con respecto al futuro muy descorazonadora.
- Al
reclamar más "control" o "restricción" acaba reclamando más
Estado, acaba en las manos de los políticos.
La segunda
edición está más documentada y mejor trabajada ("a vastly more learned, a
more thorough, and necessarily a more extensive book” than the first edition,
released in 1798 -Mitchell:1, 258-) O que: “Malthus essentially repudiated his simple
first edition theorizing in later editions” (1981: 374, fn. 35).
Dice Schumpetter que la segunda edición
es: “a completely new work which ... contains an entirely different theory”
(579–80). He added, “the introduction of the prudential check (‘moral
restraint’) … makes all the difference”
Sin embargo, los nuevos datos o
el aporte de la "restricción moral" (la abstinencia y los matrimonios
tardíos), no cambian la conclusión fundamental.
Considerado uno de los primeros autores anarquistas. Un liberal
valedor de los derechos de las mujeres (como Condorcet lo fue de las mujeres,
los negros y los judíos).
Se puede ver
claramente como desde el nacimiento del "ecologismo-catastrofista" ha
estado enfrentado a los liberales-optimistas. De hecho nació de ese
enfrentamiento.
[7] Él, en mi
opinión, no suficientemente valorado Condorcet, que escribió su "Bosquejo
de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano" Una bellísima
y muy optimista historia de la humanidad y de amor a los hombres mientras
estaba oculto y condenado por los revolucionarios franceses jacobinos, que
luego le detuvieron, muriendo en prisión.