Está es una introducción al trabajo de mi amigo Francisco Zalles. Tuve
la oportunidad de trabajar hace ya bastante tiempo junto a él en una
organización que realizaba análisis de políticas públicas, pero ya lo conocía
aún antes de la dolarización oficial del Ecuador. En ese entonces, dos de los
temas principales que se discutían en las universidades y, en la sociedad en
general, eran las autonomías provinciales y la dolarización como cura a
nuestros males monetarios. Francisco Zalles fue uno de los promotores más
calificados por su sólida formación económica y profundo conocimiento práctico
del mercado financiero ecuatoriano.
Aquí el link al libro gratis Ecuador: All you need is dollars
Dejaré al lector que
descubra por sí mismo el excelente contenido del libro de la mano de la prosa
sencilla y directa de Francisco. Entre los temas destacados que encontrarán están
como la dolarización nos ha salvado de seguir el camino de Venezuela. También
su explicación de por qué el sendero para reforzar el sistema es la apertura,
contrariamente a lo que ha hecho el gobierno. Finalmente, una de sus propuestas
radicales es la de ‘dolarizar’ el sistema de justicia ecuatoriano, por medio,
de la implementación de una corte con apoyo internacional como el de la ONU
pero con competencia nacional en sus decisiones. Todo esto con el objetivo de
reducir la corrupción y mejorar el sistema judicial del país. En mi caso, aquí
me limitaré a complementar el contenido de éste excelente libro.
Es imperativo
recordar hechos previos a la dolarización. Entre mayo de 1992 y marzo del 2000
se decretaron 49 regulaciones de la entonces Junta Monetaria, las cuales
estuvieron destinadas a modificar el encaje legal bancario, esto fue más de
seis veces por año. Asimismo, entre diciembre de 1994 y febrero de 1999, se
devalúo el tipo de cambio entre sucres y dólares seis veces antes de abandonar
el ancla cambiaria. En las operaciones de mercado abierto sólo en el año de
1999 se negociaron $4331 millones en Bonos de Estabilización Monetaria (BEMs)
mientras que tan sólo $1010 millones en papeles del sector privado, la tasa
interbancaria llegó al 200 por ciento días antes de la declaración de dolarizar
al país oficialmente. Efectivamente, recordaremos que el Banco Central del
Ecuador tenía todos esos instrumentos y muchos más, sin embargo no pudo detener
el descalabro monetario ni financiero.
En medio de toda esa
incertidumbre monetaria no es de extrañarse que más del 70 por ciento de los
activos bancarios hayan colapsado, aunque podríamos haber perdido mucho más. En
1999, los depósitos totales se redujeron en 40 por ciento, no solo por la
tendencia decreciente que se venía presentando, además por la desintermediación
que causó el Impuesto a la Circulación de Capitales (ICC), que originalmente
buscaba reemplazar al impuesto a la renta pero nunca lo hizo.
La dolarización
redujo las fuentes monetarias de la incertidumbre, no así las otras fuentes como
la política y la fiscal. Con respecto a está última en los últimos diez años ha
habido entre dos y tres reformas a leyes tributarias o a normas que las
afectan. Esto es el resultado de la política fiscal expansiva que ha seguido
este gobierno, a pesar de que se ha estimado que entre ingresos petroleros y
tributarios se obtuvieron alrededor de $280 mil millones en está década. En el
Gráfico 1 sobre el resultado fiscal del Sector Público No Financiero (SPNF) se
presenta el saldo de deuda pública total y la evolución del déficit primario
acumulado. Se observa claramente como están correlacionados, y que el manejo
insostenible de la política fiscal nos condujo a mayor endeudamiento.
La sostenida
expansión fiscal del gobierno de la revolución ciudadana agrava la situación
estructural de la economía ecuatoriana, a saber que su producción doméstica
está limitada a productos con escaso valor agregado como es el petróleo. Es decir,
la estructura de producción ecuatoriana está limitada a bienes de consumo que
son menos intensivos en capital. Esto contradice la misma meta del actual
gobierno de cambiar la ‘matriz productiva’ del país hacia una estructura más
industrializada.
El boom petrolero que
tomó fuerza a inicios del 2000 ha significado un serio incremento en el consumo
privado pero sobretodo público. El déficit fiscal sostenido del gobierno es una
consecuencia de ello. La inversión pública ha crecido en detrimento de la inversión
privada que es más competitiva. El gasto primario del sector público ha
aumentado por el incremento colosal de la burocracia y asimismo por un
diferencial de salarios a favor de ellos y en contra de los empleados del
sector privado.
Gráfico 1. Fuente BCE
Precisamente, el boom petrolero ha causado que los precios de los bienes y servicios no transables de la economía aumenten de tal manera que no se genere mayor diversidad en la oferta de productos transables ecuatorianos. Este es un efecto que se deduce del fenómeno de la “enfermedad holandesa” que es una de las razones que explican la maldición de los recursos naturales. De forma más
detallada lo explicamos así. Un incremento de ingresos a la economía debido a
un incremento de precios y la rentabilidad de la producción petrolera desvía
recursos de otros sectores de la economía. Estos sectores pueden ser también
transables como café. Los recursos de capital y trabajo o tierra se destinan
más a la producción petrolera y menos a la producción de otros productos
transables. Asimismo dado que los empleados y otros contratistas del sector
petrolero reciben mejores salarios que los de otros sectores ejercen una mayor
demanda de bienes tanto transables como no transables. De tal manera que la economía
tiene una estructura productiva concentrada en producción petrolera y bienes no
transables como servicios de comida, pero menos de producción transable
alternativa como maquinaria o productos agro-industriales.
Además, como el
propietario de los recursos es el gobierno este mayor influjo de ingresos hace
que el régimen pueda ejercer mejor su política populista al no imponerse reglas
de ahorro que produzcan un equilibrio intertemporal en las cuentas fiscales.
Asimismo, asegura mayores subsidios, mejores sueldos, más inversiones en ‘elefantes
blancos’, y más impuestos dependiendo de lo dividida de la sociedad. En el caso
de Ecuador ya que el gobierno de la revolución ciudadana se ha declarado como
enemigo del sector privado en general (aunque ha favorecido a unos pocos grupos
específicos), los impuestos a la clase media han aumentado. A pesar de esto se
han generado tanto un déficit fiscal como un déficit comercial con el resultado
de una creciente deuda pública la misma que profundiza la característica no
capitalista de la economía ecuatoriana.
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