viernes, 19 de mayo de 2017

Ecuador: All you need is dollars por Francisco Zalles

Pedro Romero Alemán

Está es una introducción al trabajo de mi amigo Francisco Zalles. Tuve la oportunidad de trabajar hace ya bastante tiempo junto a él en una organización que realizaba análisis de políticas públicas, pero ya lo conocía aún antes de la dolarización oficial del Ecuador. En ese entonces, dos de los temas principales que se discutían en las universidades y, en la sociedad en general, eran las autonomías provinciales y la dolarización como cura a nuestros males monetarios. Francisco Zalles fue uno de los promotores más calificados por su sólida formación económica y profundo conocimiento práctico del mercado financiero ecuatoriano.

Aquí el link al libro gratis Ecuador: All you need is dollars

Dejaré al lector que descubra por sí mismo el excelente contenido del libro de la mano de la prosa sencilla y directa de Francisco. Entre los temas destacados que encontrarán están como la dolarización nos ha salvado de seguir el camino de Venezuela. También su explicación de por qué el sendero para reforzar el sistema es la apertura, contrariamente a lo que ha hecho el gobierno. Finalmente, una de sus propuestas radicales es la de ‘dolarizar’ el sistema de justicia ecuatoriano, por medio, de la implementación de una corte con apoyo internacional como el de la ONU pero con competencia nacional en sus decisiones. Todo esto con el objetivo de reducir la corrupción y mejorar el sistema judicial del país. En mi caso, aquí me limitaré a complementar el contenido de éste excelente libro.

Es imperativo recordar hechos previos a la dolarización. Entre mayo de 1992 y marzo del 2000 se decretaron 49 regulaciones de la entonces Junta Monetaria, las cuales estuvieron destinadas a modificar el encaje legal bancario, esto fue más de seis veces por año. Asimismo, entre diciembre de 1994 y febrero de 1999, se devalúo el tipo de cambio entre sucres y dólares seis veces antes de abandonar el ancla cambiaria. En las operaciones de mercado abierto sólo en el año de 1999 se negociaron $4331 millones en Bonos de Estabilización Monetaria (BEMs) mientras que tan sólo $1010 millones en papeles del sector privado, la tasa interbancaria llegó al 200 por ciento días antes de la declaración de dolarizar al país oficialmente. Efectivamente, recordaremos que el Banco Central del Ecuador tenía todos esos instrumentos y muchos más, sin embargo no pudo detener el descalabro monetario ni financiero.


En medio de toda esa incertidumbre monetaria no es de extrañarse que más del 70 por ciento de los activos bancarios hayan colapsado, aunque podríamos haber perdido mucho más. En 1999, los depósitos totales se redujeron en 40 por ciento, no solo por la tendencia decreciente que se venía presentando, además por la desintermediación que causó el Impuesto a la Circulación de Capitales (ICC), que originalmente buscaba reemplazar al impuesto a la renta pero nunca lo hizo.

La dolarización redujo las fuentes monetarias de la incertidumbre, no así las otras fuentes como la política y la fiscal. Con respecto a está última en los últimos diez años ha habido entre dos y tres reformas a leyes tributarias o a normas que las afectan. Esto es el resultado de la política fiscal expansiva que ha seguido este gobierno, a pesar de que se ha estimado que entre ingresos petroleros y tributarios se obtuvieron alrededor de $280 mil millones en está década. En el Gráfico 1 sobre el resultado fiscal del Sector Público No Financiero (SPNF) se presenta el saldo de deuda pública total y la evolución del déficit primario acumulado. Se observa claramente como están correlacionados, y que el manejo insostenible de la política fiscal nos condujo a mayor endeudamiento.  

La sostenida expansión fiscal del gobierno de la revolución ciudadana agrava la situación estructural de la economía ecuatoriana, a saber que su producción doméstica está limitada a productos con escaso valor agregado como es el petróleo. Es decir, la estructura de producción ecuatoriana está limitada a bienes de consumo que son menos intensivos en capital. Esto contradice la misma meta del actual gobierno de cambiar la ‘matriz productiva’ del país hacia una estructura más industrializada.

El boom petrolero que tomó fuerza a inicios del 2000 ha significado un serio incremento en el consumo privado pero sobretodo público. El déficit fiscal sostenido del gobierno es una consecuencia de ello. La inversión pública ha crecido en detrimento de la inversión privada que es más competitiva. El gasto primario del sector público ha aumentado por el incremento colosal de la burocracia y asimismo por un diferencial de salarios a favor de ellos y en contra de los empleados del sector privado.

                                Gráfico 1. Fuente BCE

Precisamente, el boom petrolero ha causado que los precios de los bienes y servicios no transables de la economía aumenten de tal manera que no se genere mayor diversidad en la oferta de productos transables ecuatorianos. Este es un efecto que se deduce del fenómeno de la “enfermedad holandesa” que es una de las razones que explican la maldición de los recursos naturales. De forma más detallada lo explicamos así. Un incremento de ingresos a la economía debido a un incremento de precios y la rentabilidad de la producción petrolera desvía recursos de otros sectores de la economía. Estos sectores pueden ser también transables como café. Los recursos de capital y trabajo o tierra se destinan más a la producción petrolera y menos a la producción de otros productos transables. Asimismo dado que los empleados y otros contratistas del sector petrolero reciben mejores salarios que los de otros sectores ejercen una mayor demanda de bienes tanto transables como no transables. De tal manera que la economía tiene una estructura productiva concentrada en producción petrolera y bienes no transables como servicios de comida, pero menos de producción transable alternativa como maquinaria o productos agro-industriales.

Además, como el propietario de los recursos es el gobierno este mayor influjo de ingresos hace que el régimen pueda ejercer mejor su política populista al no imponerse reglas de ahorro que produzcan un equilibrio intertemporal en las cuentas fiscales. Asimismo, asegura mayores subsidios, mejores sueldos, más inversiones en ‘elefantes blancos’, y más impuestos dependiendo de lo dividida de la sociedad. En el caso de Ecuador ya que el gobierno de la revolución ciudadana se ha declarado como enemigo del sector privado en general (aunque ha favorecido a unos pocos grupos específicos), los impuestos a la clase media han aumentado. A pesar de esto se han generado tanto un déficit fiscal como un déficit comercial con el resultado de una creciente deuda pública la misma que profundiza la característica no capitalista de la economía ecuatoriana.

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