viernes, 20 de febrero de 2015

Salvaguardas a los conceptos económicos elementales

Por: Luis Espinosa Goded
Con la colaboración de las alumnas:
Nicole Bayas
Nicole Paucar

El gobierno del Presidente Rafael Correa Delgado incrementó los aranceles a las importaciones de ciertos productos peruanos y colombianos a 7% y 21% respectivamente. Con esto, contravino la normativa de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y se vio obligado a retirarlas (aunque según el Presidente Correa, lo hizo de manera voluntaria). El gobierno de Ecuador anuncia que las salvaguardas serán extendidas a otros países como medida multilateral, sin especificar cuál.  Lo grave, y lo que debemos aprender de estos actos es la ignorancia de todo concepto de economía elemental que pueda llevar a la prosperidad que ha mostrado el gobierno ecuatoriano en esta situación.

    A lo largo del 2014, el dólar -la moneda que usa Ecuador desde el año 2000- se ha apreciado en relación a todas las otras monedas del mundo. Según el Presidente Rafael Correa, esto ha perjudicado a las exportaciones ecuatorianas. Como Ecuador no puede devaluar su moneda (algo que frecuentemente lamenta y añora), el tipo de cambio para las exportaciones ecuatorianas se ha visto desfavorecido. Esto llevó a que Ecuador decida, unilateralmente, imponer estas “salvaguardias” a las importaciones colombianas y peruanas.

En este (no tan breve) post queremos repasar los cuatro errores de conceptos económicos que ha cometido el gobierno ecuatoriano en este caso. Además, muestran por qué las políticas económicas del Gobierno de la Revolución Ciudadana  llevan al empobrecimiento del país, más allá de si se aplican o no las salvaguardias en este caso concreto, pues son errores de fundamento económicos.
Los cuatro errores son:
a) La confusión en el modelo de tipo de cambio libre y el manejo de la política monetaria.
b) La concepción del comercio internacional como “un juego de suma cero”,
c) La falta de compromiso con los pactos firmados y con las instituciones -como la CAN-.
d) La idea de que los exportadores son “nacionales” y por ello hay que apoyarles y       compensarles, siguiendo el más puro mercantilismo.

Actualización: Mientras estábamos terminando este artículo (18-II-2015), el ministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, ha sido destituido por el Presidente Rafael Correa. Se dice que por su gestión en el asunto de las salvaguardias. Esta destitución es muy sorprendente, ya que el Presidente Correa dijo el 7-II-2015, que (min. 2:27): “no ha habido ningún error [en el asunto de las salvaguardias]” Además afirmó: “nos podríamos haber equivocado, pero no lo hemos hecho”.

Aunque, como veremos a lo largo de este artículo, los errores cometidos en la imposición y retirada de las salvaguardias no son tanto errores de gestión achacables a la capacidad de un ministro, como errores conceptuales propios de la ideología gubernamental.


Elaboración propia, 
por Nicole Bayas.

  1. No se entiende qué es un tipo de cambio libre:

El Presidente Rafael Correa ha dicho en distintas ocasiones que “Colombia y Perú nos devaluaron el peso y el sol” (por ejemplo en el Enlace Ciudadano 410, min 2:18), lo que es triplemente falso.
En primer lugar, si bien es cierto que el peso colombiano se ha devaluado [depreciado] con respecto al dólar, no es cierto que Colombia -ni Perú- “ha devaluado” el peso -ni el nuevo sol-. Nótese que la diferencia está entre un verbo en activo o en pasivo, en que el Gobierno Colombiano tome acción para devaluar su moneda, o sea el mercado el que revalúe el dólar con respecto al peso colombiano.
Con esta sinécdoque -que por tan común no hemos de dejar de notar el holismo que representa- “Colombia ha” se nos da a entender que “Colombia” -se sobreentiende que su Gobierno- ha hecho algo; cuando la realidad es que ni “Colombia” -que como país no puede actuar- ni su Gobierno ni su Banco Central han actuado en el caso (pg. 13 informe del Banco Central de Perú, o informe de compra de divisas del Banco Central de Colombia donde se muestran que han sido pocas; y párrafos 139 y 140 de la Resolución 1762 de la SGCAN donde ambos países explican sus posturas cambiarias).
Parece que el Presidente de Ecuador no tiene claro que Colombia y Perú se manejan por un sistema de tipo de cambio fluctuante con un Banco Central independiente, que muy excepcionalmente interviene sobre la moneda, y cuando lo hace, lo hace de manera independiente del Gobierno.

[Pareciera que el Presidente Correa, que tanto dice añorar el tener manejo de la política monetaria (min. 2:22), desconoce, a pesar de haber obtenido un PhD en economía, los conceptos básicos de los sistemas cambiarios y los de institucionalidad económica, según los cuales desde los años 70 casi todos los países han optado por Bancos Centrales independientes (con amplia discusión de si efectivamente lo son, pero al menos con normas legales e institucionales para que pretendidamente lo sean). De tal manera que, aunque Ecuador volviese a tener una moneda propia, no necesariamente el manejo de la misma sería del gobierno.
-Ni muchísimo del Presidente personalmente, pues Correa dice que: “yo no tendría que hacer nada de esto si tuviera el tipo de cambio, moneda nacional” (min. 2:20), como si él personalmente "tendría” moneda nacional, esto es, como si la moneda nacional  fuese privativa del  Presidente y no de los ciudadanos que la tienen en sus bolsillos o ahorros-.
Si Ecuador quisiera manejar su moneda como casi todos los países desarrollados -o con aspiración y camino  de serlo- (EEUU, Europa, Chile, Colombia, Perú -donde el Presidente del Banco Central, por ejemplo, tiene prohibido constitucionalmente comprar deuda pública por más del 5% del PIB-...) habría de depositar el manejo de la misma, los tipos de interés, la emisión de la moneda, los coeficientes de caja, etcétera, en un Banco Central independiente. Esto es, con garantías legales e institucionales de su independencia, no el en gobierno del país, ni muchísimo menos en el Presidente.]
[Nótese que, además, el Banco Central del Perú tiene prohibido en su ley orgánica bajo sanción de remoción de su Director el
Imponer coeficientes sectoriales o regionales en la composición de la cartera de colocaciones de las instituciones financieras
Lo que viene a ser, exactamente, lo que el Nuevo Código Orgánico Monetario ecuatoriano (art. 209 pg. 37) tan celebradamente permite ahora a la Junta Monetaria y se le denomina “direccionar crédito”.
La diferencia entre crear “Instituciones independientes” y división del poder por funciones, o concentrarlo todo en el ejecutivo].

El segundo error conceptual es el uso personalista del “nos”; pues lo que dijo literalmente el Presidente Correa es que Colombia y Perú “nos devaluaron su moneda”, en una expresión que denota no sólo desconocimiento económico como ya se ha indicado, sino un egocentrismo (no sé si ecua-centrismo dado a la situación del Ecuador en el globo o presidencial-centrismo) muy notable, como si las depreciaciones de las monedas de Colombia y Perú se produjesen “contra” o “por” Ecuador. Esta “manía persecutoria” de confabulación internacional parece que es propia del gobierno y no sólo de su Presidente, pues el ministro ex-ministro Rivadeneira también dice que: “la devaluación que nos hace no sólo Colombia y Perú sino también otros países” (min. 2:23). Mucho me temo que las decisiones de los mercados sobre la cotización del dólar, del peso y del sol, ni tan siquiera aunque efectivamente fuesen decisiones de los gobiernos o bancos o bancos centrales de Colombia o Perú, se tomarían pensando específicamente en Ecuador (menos aún cuando las exportaciones de Colombia a Ecuador apenas son un 3,14% de su total), y mucho menos en su Presidente que usa ese “NOS” (no se sabe si mayestático).

Cuando se dice que “Colombia nos ha devaluado su moneda” y se está en un entorno de cambio libre se comete el tercer error conceptual en cuanto a lo que son los tipos de cambio. En el siglo XXI la mayor parte de las divisas del mundo se cotizan en un tipo de cambio libre, de tal manera que los gobiernos -o los Bancos Centrales- no pueden “devaluar” las monedas, lo único que pueden hacer es “desvalorizarlas” a través de mayor emisión o creación, algo de lo que el mercado antes o después se dará cuenta, de tal manera que reaccionará con inflación al interior del país y depreciaciones de su tipo de cambio en el exterior.

[Y en esto hemos de conceder cierta comprensión a la confusión de Rafael Correa -no así en el uso del tiempo verbal personal y tomar el ataque como personal en lugar del uso impersonal del verbo- y es que entre economistas sigue habiendo una cierta confusión terminológica en las palabras usadas para las fluctuaciones de las monedas en los distintos sistemas de tipos de cambio. Sería mucho más preciso usar la riqueza del lenguaje castellano y referirnos a “devaluaciones” -o “revaluaciones”- en tipos de cambio fijos, o al menos cuando haya una acción por parte de la autoridad monetaria que desvalorice la moneda; y utilizar “depreciaciones” -o “apreciaciones”- cuando se trata de tipos de cambio flexibles, o al menos cambios debidos a la cotización de la moneda. Así ya lo sugiere la Wikipedia en español, y otros diccionarios económicos
o la Resolución 1762 que dice -213-: Autores como Sachs y Larraín, hacen una distinción entre los dos términos según el régimen de cambios en el cual ocurre el incremento del tipo de cambio: devaluación “si tiene lugar bajo un tipo de cambio fijo” o depreciación “si ocurre bajo un tipo de cambio flotante”. Desde esta perspectiva y dado que un régimen de cambio fijo implica la administración del régimen de cambios por parte de las autoridades correspondientes, la devaluación refleja una decisión del gobierno-banco central, mientras que la depreciación sería más un producto de las fuerzas del mercado]

Ni Colombia ni Perú, han  “devaluado su moneda”; por el contrario, el dólar norteamericano se ha revalorizado en los mercados de divisas:
Así estos gráficos de Bloomber de la evolución del dólar con respecto al peso, nuevo sol, euro, yen, donde se observa la revaluación del dólar con respecto a las demás divisas.

PicCollage graficasLISTO.jpggrafico colombia y peru LISTO.jpg


Ante este hecho, propio del mercado internacional, es ante el que el Gobierno ecuatoriano ha decidido reaccionar. En realidad no queda muy claro por qué sólo se penaliza a las importaciones peruanas y colombianas y no a las de otros países -o quizás sí, si se ve la tabla de importaciones a Ecuador y se incluyen las relaciones políticas en el análisis -y ante esto ahora se quiere tomar medidas para “responder”.
Ni siquiera queda claro por qué se aplican estos porcentajes y no otros, pues al ser tipos de cambio libres hay completa arbitrariedad para determinar sobre qué tipo de cambio establecer las penalizaciones, ¿aquél que regía a principios del año 2000 cuando se adoptó la dolarización? ¿del 2014? ¿la media histórica? Cualquier criterio es arbitrario cuando no hay tipo de cambio fijo o banda de fluctuación.

En conclusión, ni Colombia -ni Perú- han devaluado su moneda. Ambos países -como casi todos a día de hoy- se rigen por un sistema de independencia institucional de sus Bancos Centrales que toman las decisiones monetarias. Sin embargo, este año ni siquiera han tomado ninguna resolución relevante para “devaluar su moneda” (y muchísimo menos lo han hecho para “atacar” a Ecuador o a su Presidente), sino que se han regido por  tipos de cambio libres, como la mayor parte de las divisas en el siglo XXI, en el que es el mercado el que decide el valor de las monedas. Ha ocurrido lo contrario a la “devaluación” del peso colombiano y del nuevo sol: la apreciación del dólar respecto a estas y otras  monedas.
Con estas fundamentaciones tan endebles por erróneas al confundir en una sola frase de tan sólo doce palabras tres conceptos económicos elementales,  son sobre las que se sustenta la imposición de “salvaguardias” por parte del gobierno ecuatoriano a sus naciones vecinas de Colombia y Perú.



B) El comercio -ni nacional ni internacional- no es un juego de suma cero
El error más grave de política monetaria en el que incurre reiteradamente el Gobierno de la Revolución Ciudadana y que subyace a casi todo error de política económica internacional que ha cometido, es el creer que el comercio internacional es “un juego de suma cero” en el que o se gana o se pierde. (Que el comercio internacional ni la economía es un juego de suma cero ya lo explicó Manuel Ayau).
Esto es reincidir una vez más sobre el mercantilismo, esa errónea teoría económica que lleva más de dos siglos siendo refutada, que sostiene que la riqueza de una nación se mide tan sólo en sus “reservas” sean de dinero y oro en el siglo XVIII cuando nació, o en “dólares” en el siglo XXI.
Los representantes del Gobierno ecuatoriano no dejan de repetir que “la dolarización sólo se puede mantener si entran más dólares a la economía de los que salen” (aquí en frase, casi literal pues la repiten muy parecida, del Ministro Rivera), frase que aún no llego a comprender cómo justifican, pues lo que parecen querer decir es que hay que contener a los dólares dentro de la economía, y evitar que éstos salgan así sea para adquirir bienes de valor, como si los dólares hubiera que retenerlos, sin entender que el dinero es tan sólo la representación del valor, y que así se use dólares o sucres, éstos no querrán “salir” o “entrar” en el país, si no en función de las políticas económicas que haya en el mismo. En realidad tan sólo parece una nueva justificación del mercantilismo basada en la moneda utilizada en el país pero sin añadir argumento alguno.

La teoría básica del mercantilismo es fácil de entender. Cuando se exporta, se venden mercancías a cambio de dólares; por lo tanto, entra más dinero en la economía. Cuando se importa, se compran mercancías a cambio de dinero, “saliendo” dinero de la economía. Según esta teoría, un país será más rico cuanto más exporte y menos importe. 
Esta postulación se hace cierta en la medición del PIB, ya que en su formulación más frecuente:
PIB=Gasto+Inversión+Consumo+(Exportaciones - Importaciones),
el resultado evidente es que cuanto más se exporta y menos se importe más crece el PIB de un país. Pero, ¿alguien puede argumentar seriamente que un país estará mejor cuanto menos teléfonos móviles, tecnología, productos extranjeros disfruten sus ciudadanos?
Me es difícil añadir algún argumento más al absurdo mercantilista, que lleva ya 250 años siendo completamente refutado, y que la propia experiencia histórica (hay una clara correlación entre la apertura comercial y la prosperidad de los países), y la propia experiencia personal de cada uno de los lectores (si deciden comprar productos importados, por ejemplo el dispositivo desde el que me leen en estos momentos, es porque les produce mayor satisfacción el producto que el dinero que han dado a cambio, como en cualquier compra-venta, sea nacional o internacional), no permite a los “neo-mercantilistas” ver nada más que el dinero que sale del país en las importaciones, obsesionados con los dólares tan sólo se fijan en una de las partes de la transacción (el dinero) y no la mercancía que se entrega a cambio.

Así pues, los argumentos de Correa se basan en querer imponer “salvaguardas” -esto es, aranceles, impuestos, dificultades- a las importaciones colombianas y peruanas, ya que podrían incrementar con respecto a las ecuatorianas, de tal manera que la balanza comercial con estos países sería “negativa” para Ecuador. Como los ecuatorianos deciden libremente comprar productos colombianos o peruanos, porque les es más rentable en ciertos casos, el gobierno ecuatoriano interviene, no para hacer más atractivos los productos locales en términos absolutos, sino para dificultar a sus propios ciudadanos comprar lo que libremente eligen. De paso embolsarse un dinero -exiguo, es cierto, apenas 14 millones de dólares en un mes- en impuestos por los aranceles.
Fíjense en lo paradójico de la situación, y es que todas estas contradicciones se producen cuando se analiza la economía en términos macro-agregados, en lugar de términos individualizados, como si todos los actores económicos de un país fuesen iguales. Debido a la coyuntura monetaria internacional, las importaciones a Ecuador son algo más baratas, esto es, los ecuatorianos tienen mayor poder adquisitivo y pueden comprar más cómodamente productos importados de todos los países (aunque el gobierno ecuatoriano, inexplicablemente, sólo se centra en Colombia y Perú, como hemos indicado). Este mayor poder adquisitivo, esta oportunidad de adquirir con menor esfuerzo productos de otros países, es evidentemente beneficiosa para los ecuatorianos (evidentemente no porque lo diga yo; porque los ecuatorianos la aprovechan comprando productos extranjeros a mejor precio para ellos). El gobierno de Ecuador en lugar de congratularse de la mayor capacidad de poder adquisitivo en términos internacionales de sus conciudadanos, en lugar de felicitarse porque éstos adquieran más productos que quieren, se preocupa y decide imponer una medida económica para encarecer estos productos artificialmente, de tal manera que hace más difícil a los importadores traer los productos que los ecuatorianos demandan y se vuelve más caro comprarlos. ¿Absurdo no? Más absurdo aún si esta medida que dificulta a los ecuatorianos comprar lo que desean se hace rodedada de toda una retórica de “proteger a los ecuatorianos” o “nacionalista” ¿Qué nacionalismo que dificulta a los ciudadanos la libertad de consumir lo que desean y no la otorga?
[De hecho, el presidente Correa en su Enlace Ciudadano 410 (minuto 2:18) se queja explícitamente de que la economía de Carchi y Tulcán está mal, porque los ecuatorianos antes iban a comprar, y ahora les sale más barato ir a Colombia. Con esa obsesión ciega que parece no ver que ahora los consumidores ecuatorianos se benefician de menores precios en Colombia].

C) Se han incumplido los tratados de la CAN
El comercio internacional no necesita de ningún “tratado de libre comercio” ni “acuerdo comercial multilateral” para florecer, pues es fruto del innato deseo de los seres humanos por intercambiar, de unos por vender lo mejor que sus tierras producen a otros allende los mares, montañas y océanos, de la curiosidad y el interés de los otros por conocer, tener y consumir lo que se produce en tierras lejanas.
Sin embargo, en tiempos modernos el Estado se ha apropiado del control y regulación del comercio internacional (en parte porque es una fuente de ingresos por los aranceles, en parte por los errores conceptuales señalados en el punto anterior), de tal manera que el comercio internacional se enmarca, en su mayor parte, dentro de los Acuerdos o Tratados de Libre Comercio.
Ecuador no es precisamente un país que tenga muchos tratados comerciales internacionales firmados, tras la negociación fracasada del Tratado con EE.UU., el tratado que más compromete a Ecuador con el libre intercambio de bienes y servicios es el de la Comunidad Andina de Naciones.
La CAN tiene entre sus objetivos la formación gradual de un mercado común latinoamericano, esto es, que los bienes y servicios de los países miembros circulen libremente por entre la comunidad, evitando pagos en aduana y engorrosos trámites aduaneros (lo que se llaman barreras arancelarias y no-arancelarias).
Como han denunciado Colombia y Perú ante la CAN el 6 de Enero de este año (puntos 3 y 4 de la Resolución Nº 1762), es evidente que el implementar “salvaguardas” es una contravención a las normas y al espíritu de todo tratado de Zona Libre Comercio y de buena vecindad.
Así lo ha declarado la Secretaría General de la Comunidad Andina de Naciones en su extensa Resolución Nº 1762, que merece un cierto análisis por sus argumentación.
El proceso comenzó perturbando la paz propia de la navidad, con una notificación por parte de Ecuador el día de nochebuena a las 19:56. Lo que ha levantado una larga discusión sobre la fecha de notificación válida, y levanta serias dudas de la buena fe del notificante, o cuanto menos de su buen espíritu navideño.
Además Ecuador comenzó a aplicar las salvaguardas antes de recibir la autorización de la CAN, siquiera antes de solicitarla, siendo según la CAN las salvaguardas un derecho que concede la CAN, no absoluto de los países miembros -180-.
Tras un prolijo -y ciertamente interesante- análisis de las causas aducidas por las partes, de qué es una “devaluación” (frente a “depreciación”), de si efectivamente la economía ecuatoriana se ha visto perjudicada por los cambios en los tipos de cambio del peso y el nuevo sol, de si hay o no discriminación frente a otros países, y otros análisis de forma y legalidad dentro del marco de la CAN de la normativa ecuatoriana, se concluye no sólo que Ecuador debe de césar en la aplicación de las salvaguardias, si no que además se le recomienda devolver lo recaudado a las empresas afectadas.

Más allá del papel que juega la CAN en esta y otras situaciones, este es un problema de institucionalidad (como muy bien señala Alejandro Vélez Goyeneche). Si Ecuador tiene una serie de pactos con sus vecinos andinos ha de cumplir éstos tanto cuando le convengan como cuando no, sea el valor de la moneda uno u otro, porque si no es así, ¿qué valor tiene lo pactado?, ¿qué sentido un tratado de libre comercio en el que se pueden poner “salvaguardas” a discreción de cualquiera de los firmantes?.
La gravedad de esta contravención a las normas de la CAN supera sin duda al simple incumplimiento de lo negociado y aceptado por el Ecuador. Pero eso sí, las diferencias se resuelven con una negociación bilateral -no dentro del marco de la CAN. ¿Por qué no haber recurrido primero a las negociaciones de este tipo y no a una organización cuya función el mismo Presidente Correa cuestiona? que incluye, sorprendentemente, el cumplimiento por parte de Colombia de la aceptación de las exportaciones ecuatorianas de arroz al que se comprometió hace más de 20 años.
¿Qué mensaje se transmite a la Unión Europea en pleno proceso negociador con la imposición de las barreras arancelarias que son las salvaguardas?, ¿Qué imagen transmite al no respetar el mismo hecho institucional de cumplimiento de lo pactado (pacta sunt servanda)?   Pues el único posible, que el actual gobierno ecuatoriano respetará las normas firmadas hasta que considere que dejan de beneficiarle, esto es, hasta que deje de respetarlas, lo que viene a venir siendo que de nada sirve lo que se está negociando ahora si se incumple a discreción de la voluntad del gobernante de Ecuador del momento.

Es tan extraña e injustificada la actuación del Gobierno ecuatoriano en este asunto de las salvaguardas que la única explicación más allá de la ignorancia o la incompetencia que se me ocurre, es la posibilidad de abandonar la CAN, y querer emplear esta polémica como "argumento victimista" o "causus belli" que justificase la defección, ya que según ha dicho el propio Presidente Correa “se debe analizar seriamente la continuidad de Ecuador en la CAN”.

D)Favorecer” a los empresarios ecuatorianos: bonito nombre para el mercantilismo
Ante el rotundo rechazo de la CAN a las salvaguardas, el gobierno ecuatoriano, en lugar de aceptar razonablemente la simple resolución de retirar los aumentos arancelarios, ahora anuncia -con la arrogancia que caracteriza a este gobierno- que los extenderán a todos los países y que  “compensarán” a los exportadores ecuatorianos.
No se entiende muy bien si la medida fue “temporal hasta que se apliquen las medidas multilaterales que se están negociando y se aplicarán a finales de febrero” (min. 2:26). ¿Por qué se han retirado unas medidas un mes antes de aplicar las otras? La lógica indicaría mantener las medidas “temporales” hasta que lleguen las “multilaterales”, pero aún concediendo que el gobierno no ha cometido error alguno (como reiteradamente insiste el Presidente Correa -min 2:27-) y está aplicando todo según lo planeado, queda pendiente saber cuáles son las medidas que se aplicarán a finales de febrero y  el porqué de la compensación a los exportadores.
La lógica detrás de estas compensaciones (llamadas -algo pomposamente en mi opinión- “drawbacks”)  es puramente mercantilista. Una vez más, una ideología económica superada por más de tres siglos de refutaciones teóricas y empíricas. Según esta teoría las empresas que “exportan producto nacional”, y, por ende, es función del gobierno protegerlas y apoyarlas.
En general, el mercantilismo se caracteriza en el siglo XXI por ese contubernio entre empresas privadas y sector público que se resumen en el lema: “beneficios privados, pérdidas públicas”. Eso es exactamente lo que está proponiendo el Presidente Correa en estos momentos, “compensar” a los exportadores ecuatorianos por su pérdida de competitividad en el comercio internacional. El mismo Presidente reconoce que le gustaría poder compensarles a través de devaluaciones (que además, como él afirma “con las devaluaciones el que más se beneficia es el Estado” -min 2:22-). Se trata del mismo proceso perverso que llevó a Ecuador a la hiper devaluación del sucre y con ello a su destrucción.
    Ya sea a través de devaluaciones (que favorecen a los exportadores perjudicando al resto de los miembros de la economía) o de “compensaciones”, el razonamiento es el mismo e igual de inmoral. Esa idea de que las “exportaciones son nacionales” es muy del agrado de los exportadores, que entran en un negocio en el cual si hay beneficios los recogen ellos, cuando hay pérdidas las asume el conjunto de la sociedad a través de acciones del gobierno. Esto es lo que se llama transferencia de rentas inversa, ya que los miembros de la sociedad que en su conjunto tienen menos renta que los empresarios exportadores, “compensan” a éstos cuando asumen riesgos y yerran en sus negocios. Una especie de “Robin Hood al revés” por el cual los “pobres” “compensan” a los “ricos” (nótese las comillas pues “pobres” y “ricos” son términos muy pobres para cualquier análisis económico).
    En todo negocio, como en todo acto vital, lo único responsable y moral es que aquellas personas que asumen los riesgos se lleven los beneficios, o que quienes se lleven los beneficios de un negocio asuman las pérdidas. Así, en el caso de las exportaciones, hemos de abandonar la idea de que tan sólo se puede exportar con un tipo de cambio favorable, ya que gran parte de los mayores exportadores del mundo lo hacen con monedas “fuertes”, y es que no sólo se exporta por precio, sino también por calidad, diferenciación y servicio, algo que deberían mejorar los exportadores ecuatorianos en lugar de seguir esperando que el Gobierno les ayude cuando salen perjudicados.
    En toda medida comercial hay dos partes, el que compra y el que vende; y siempre que se produce la compraventa, es, por pura lógica, pues ambas partes piensan que salen ganando. En las coyunturas de tipo de cambio también hay ganadores y perdedores, los consumidores ganan poder adquisitivo de los productos del exterior, y los exportadores pierden competitividad por precios. La teoría mercantilista cree que se debe “compensar” a los exportadores a costa de los consumidores (y pagadores de impuestos). En esto, los mercantilistas no entienden que en el mercado los precios están en una evolución constante, y los precios de hoy varían con relación a los precios de mañana, y sería absurdo “compensar” a unos por cambios de precios, y aún más absurdo establecer unos precios fijos, como los comunistas intentaron hacer adscribiéndose a teorías del valor-trabajo de David Ricardo y Marx, ya más que superadas por la teoría económica.
Lo más sorprendente de esta noticia es que los exportadores ecuatorianos, a los que se les permite trabajar, lo hacen razonablemente bien en mercados internacionales, a pesar del gobierno (que diría el maestro Rodríguez Braun). Así, la principal exportación ecuatoriana con mucha diferencia es el petróleo, cuyo volumen exportado, en dólares, evidentemente no depende del tipo de cambio. A continuación vienen el banano, mercado en el que Ecuador es líder mundial, el camarón, que a pesar de las dificultades puestas por el gobierno ecuatoriano a la exportación a EEUU y debido a una coyuntura internacional excepcional, ha tenido un muy buen comportamiento, y las flores ecuatorianas, que son industria modelo de desarrollo en el país, sin contar con apoyo especial por parte del gobierno. Esto es, que la industria exportadora ecuatoriana sí puede competir en los mercados internacionales, no cuando el gobierno la apoya, si no mejor cuando no lo hace).

Como se ve la imposición de “salvaguardas” no tienen ningún sentido desde la lógica económica, siquiera atribuyéndole un afán recaudatorio -recaudación tan necesaria para este gobierno- ya que apenas se han conseguido recaudar 14 millones de dólares en el mes de la aplicación de la medida que, además, en función de la aplicación de la Resolución de la Secretaría General de la Comunidad Andina de Naciones, debería: “establecer mecanismos para la devolución a las empresas afectadas por el pago efectuado por concepto de la aplicación de las mencionadas medidas”, de tal manera que el efecto recaudatorio no sólo sería nulo, si no costoso para las arcas ecuatorianas.
De hecho según me ha comentado un importador (y es tan sólo un caso que puede ser anécdota pero describe como categoría cómo funciona el sistema), algunas materias primas se importaban de Colombia con aranceles superiores al 21%, y al aplicarse esta normativa de facto, se ha reducido su coste en aduana.
Si a esto se le suma el pago de las compensaciones a los exportadores, se comprueba que muy probablemente las medidas tomadas para “proteger al Ecuador” de la variación de los tipos de cambio de las divisas internacionales han costado dinero a las arcas ecuatorianas.

Una vez establecidas las “compensaciones”, el margen de arbitrariedad es muy grande. En este caso se distingue por “tipo de exportación” (distinción que también puede dar lugar a interpretaciones en función de qué es “tradicional” y qué no), se distingue por país al que se importa, por producto, de tal manera que ahora cada empresa intentará justificar que cada una de sus exportaciones encaja dentro de cada partida arancelaria admitida, y más aún en las partidas con las máximas compensaciones. ¿Por qué se decide para algunas partidas el 5% y un 4% para otras? ¿Por qué no un 4,5% o un 6%? Como se puede comprobar fácilmente el proceso es básicamente arbitrario, dando oportunidad para, en el mejor de los casos el lobby o “juego político” de los exportadores, en el peor de los casos a corruptelas.


CONCLUSIÓN
El Gobierno ecuatoriano decidió imponer unas salvaguardias a los productos procedentes de Perú y Colombia, partiendo en un triple error conceptual sobre los tipos de cambio internacionales contenido en la frase “Colombia y Perú nos devaluaron el peso y el sol”. Sobre estas erróneas bases se decidió imponer unas salvaguardias, que parece que fueron temporales en espera de otras medidas -pero aún no sabemos cuáles-.
Estas salvaguardas se han tomado para proteger las exportaciones ecuatorianas, en un concepto del comercio internacional mercantilista de “suma cero”, esto es, que los países “ganan” cuando exportan y “pierden” cuando importan. Esta visión es errónea y está refutada por la teoría y la experiencia económica, lo que nos hace prósperos, a las personas y las naciones es el intercambio, el vender y comprar con el exterior, todos prosperamos cuando tomamos una comida extranjera, usamos un celular que no se fabrica en el país, o usamos ropa extranjera. En el mundo globalizado todos nos beneficiamos del trabajo y el conocimiento de los demás seres humanos, y cuanto más globalizados estemos, esto es, más abiertos a exportar e importar productos, más nos beneficiaremos y por ello más prosperaremos.
La imposición de ha provocado romper los tratados internacionales que tenía firmado con la CAN, romper la institucionalidad de las normas ecuatorianas, y además hacerlo en el preciso momento en el que se está negociando el acuerdo comercial con la Unión Europea, mostrando la arbitrariedad con la que toma decisiones el gobierno de Ecuador, que con ello invalidan la institucionalidad y los acuerdos firmados.
Además se quieren imponer medidas de “compensación” a los exportadores ecuatorianos, que no son sino la aplicación del más puro mercantilismo que provoca arbitrariedad, y la siempre indeseada connivencia entre empresarios y Estado.
A pesar de que el Presidente Correa afirma reiteradamente que “no se ha cometido ningún error” con el asunto de las salvaguardias, ha decidido destituir al ministro de Comercio Exterior por esta crisis, pero como se ha analizado en este artículo, cualquier otro ministro con la misma ideología hubiese tomado medidas similares, y es que el problema es una falta de comprensión de cómo funciona el mercado y por qué el comercio, ya sea nacional o internacional es beneficioso para aquellos que intervienen en él.

3 comentarios:

  1. Excelente, necesario y esclarecedor!
    Añadiría una confusión más de conceptos básicos, mucho piensan que por utilizar el dollar Ecuador tiene un tipo de cambio fijo y a paso siguiente utilizan Mundell-Flemming (por el momento supongamos que es un buen marco de interpretación) para una economía pequeña con tipo de cambio fijo para su análisis. El problema (Mundell y Friedman lo tenían muy claro) es que bajo dollarización el tipo de cambio no es "fijo" en el sentido tradicional pues la oferta monetaria es endógena. Un gran articulo de Steve Hanke al respecto, http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/cato-journal/2008/5/cj28n2-11.pdf

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    1. Muchas gracias Santiago por tu comentario.
      La verdad es que yo no tengo nada claro qué teoría económica o modelo se adscribe ni el Gobierno ni el Banco Central una vez que se está en un sistema dolarizado.
      Hoy han vuelto a insistir en eso de que "hay que limitar las exportaciones para que no salga circulante de la economía" (http://www.americaeconomia.com/economia-mercados/correa-advierte-sobre-menos-circulante-en-ecuador-debido-caida-de-precio-de-petrol?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook)
      Parece que todo su modelo es "acumular" dólares, pues si hubiese pocos se contraería la economía, no teniendo en cuenta que la moneda es una representación del valor, si no como si la moneda fuese el valor en la economía.

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  2. Pablo Lucio Paredes
    Entre muchos aspectos que seguiremos comentando, quiero centrarme en uno: ¿cuál es el punto de referencia para decir que el sol peruano o el peso colombiano se han devaluado o depreciado frente al dólar?
    Si vemos en valor nominal, en los últimos 12 años la relación sol/dólar ha estado en casi 3.50 (año 2003), en 2.60 (año 2012) y ahora en 3.10. Y la relación peso/dólar ha estado en casi 2.900 (año 2003), en 1.700 (año 2012) y ahora en 2.500. Si tomamos el tipo de cambio real del dólar frente al peso o el sol, las variaciones son similares,
    Es decir que han habido momentos que el dólar ha estado más fuerte y lo contrario.
    Hoy el Ecuador se siente "afectado"(aunque lo estuvo aun más por ejemplo en el 2003) y pone salvaguardias. Pero ¿qué hubiéramos dicho si Colombia y Perú ponían salvaguardias hace 3 años cuando nosotros más bien nos "beneficiábamos" y ellos estaban "afectados" por el tipo de cambio? Obviamente nos hubiera parecido un abuso en las relaciones internacionales. Y lo mismo podía suceder con los demás países del mundo.
    Estas reacciones que nos parecen lógicas cuando las hacemos nosotros y no cuando lo hacen otras, son parte de la visión mercantilista de la economía según la cual el comercio internacional solo es un juego de suma cero.

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