miércoles, 28 de octubre de 2015

La plusvalía de Say

La plusvalía de Say
Por Juan Fernando Carpio  

   Las ideas se adquieren por reflexión o por contagio y gobiernan el mundo. La idea de que el trabajo asalariado es una forma de servidumbre medieval adaptada a los tiempos modernos ha sido ampliamente contagiada, incluso entre personas que se ven a sí mismas como opositoras al socialismo (“de centro derecha”, “de derecha”, “moderna”, etc). Esa idea contiene un error histórico y uno teórico.
     El error histórico es la idea de Karl Marx y sus seguidores de que la economía moderna o capitalista es la fase siguiente a la economía feudal. Si bien el propio Marx expresaba su admiración por la capacidad burguesa (empresarial y comerciante, diríamos hoy) para crear fábricas, herramientas y métodos de producción con capacidades nunca antes vistas, transmitió una narrativa falsa sobre ella. Los burgos o emporios eran pueblos y pequeñas ciudades de comerciantes y personas industriosas que florecieron al margen -o huyendo- del sistema feudal. El capitalismo no nace en las capitales políticas ni bajo la tutela del Estado. Al contrario, nace en ciudades o pueblos secundarios de la Liga Hanseática, las repúblicas (ciudades-estado) italianas, las provincias unidas holandesas, Manchester y Bradford en Inglaterra. El capitalismo no es heredero del feudalismo sinoun sistema rival que termina aniquilándolo porque la gente abandona los lugares feudales o semi-feudales para ir a donde tanto la economía como la ley garantizaban su capacidad de ser agentes libres. En Ecuador se narra impecablemente el proceso en “A la costa”, novela de 1904 de Luis A. Martinez. Para tener libertad de agencia, es decir autonomía, es necesario un marco jurídico y cultural lo suficientemente liberal. Suecia, que nunca tuvo etapa feudal, tuvo un siglo XIX de comercio abierto, bajos impuestos (el impuesto a la renta no aparece hasta que el país ya hubo despegado) e instituciones liberales. El resultado: un magnífico despegue cultural y material. Lo mismo la Argentina entre los 1850’s y los 1930’s y los Estados Unidos de América entre su fundación y los 1920’s. Lo que vino después en esos países con el crecimiento del Estado y las ideas colectivistas, es asunto para otro texto.
    El error teórico que lleva a pensar que el trabajo asalariado es una forma moderna de servidumbre es en cambio la plusvalía marxista. Para empezar, el error no es original de Karl Marx sino de Adam Smith. Smith -un gran liberal y enemigo de los privilegios del sistema mercantilista- confunde en su “La riqueza de las naciones” el rol del inversionista/capitalista/accionista con el del administrador/gerente/manager de una empresa comercial. Plantea una y otra vez que la ganancia empresarial es solo una forma de salario por gestión superior. Deja sentada la idea de que en una economía simple, lo que obtienen los participantes al intercambiar sus productos en una feria, son salarios. Si lo que se obtiene por intercambios directos son salarios, Marx deduce, las ganancias de un capitalista que aparezca o llegue a esa economía simple serán una porción jamás entregada a quienes contrata como asalariados. La deducción es correcta.
   El problema es que sin capitalista (el dueño de un taller, por ejemplo) no existe salario. El salario no es el fruto de las ventas en un mercado. Es un pago fijo que no existiría en una economía de circulación simple, sino que aparece cuando un individuo A contrata a un individuo B. En ese momento nace una división vertical del trabajo en base al riesgo empresarial. Sin capitalistas contratando a nadie como asalariados, el riesgo empresarial lo llevan todos los participantes de esa economía. Con capitalistas contratando a otras personas como asalariados, aparece lo que llamo elpacto del capitalismo: ciertos individuos cargan con el riesgo empresarial y otros obtienen un ingreso fijo. Si hay pérdidas temporales, el asalariado no necesita poner de su parte y cuando hay ganancias -al no ser participe del riesgo empresarial- no participa de ellas.
    Como podemos ver, la ganancia no es una porción del salario que no se entrega a los asalariados. No existe la plusvalía marxista.
    Pero sí existe otra clase de plusvalía, la plusvalía de Say. Jean Baptiste Say fue un economista francés del siglo XVIII que en 1803 (64 años antes de “Das Kapital” de Marx) publica su “Tratado de Economía Política” de amplio reconocimiento en Europa y en el cual se adelanta a errores de Marx y J. M. Keynes. Say, a diferencia de Adam Smith, reconoce el rol del entrepreneur como portador -por otros- de riesgos de ventas o no ventas, o riesgo empresarial. Eso implica entender lo que pone en riesgo el capitalista. Pero además implica entender todo lo que aporta en ese pacto del capitalismo: espacio de trabajo, herramientas, equipo humano con el cual entablar una fructífera división del trabajo, la visión del producto final y por si fuese poco, la clientela para éste. Mediante esas herramientas, lugar, equipo, concepto de producto, etc. el capitalista eleva la productividad del asalariado a niveles muy inusuales de lograr por su cuenta -aunque el propio proceso capitalista ha ido abaratando los medios de producción y masificando la tenencia de computadoras portátiles, herramientas, educación, etc- y de esa porción adicional, ambas partes se reparten la productividad extraordinaria. En oficios o profesiones con muchos postulantes disponibles, la empresa puede retener mayor porción de esa productividad y en el caso de estrellas o individuos muy reconocidos en su profesión son ellos quienes tendrán mayor participación al punto de que la empresa podría contratar a alguien a pérdida si es extremadamente valioso o indispensable -lo cual es inusual pero existen muchos casos.
Visualmente, puede expresarse así (click para agrandar):
Diagrama de plusvalía marxista vs. plusvalía de Say
Dos formas de entender el trabajo asalariado completamente incompatibles entre sí.
    Este tema es tan central a la comprensión de cómo funciona una economía moderna que ambas tesis son completamente incompatibles. O es cierto que existe la plusvalía marxista o es falso que exista y la plusvalía es un aporte del capitalista que el asalariado percibe racionalmente como conveniente y por eso se asocia con aquel. Es uno de esos temas en los cuales el “centrismo” es imposible, dicho sea de paso. El trabajo asalariado no puede ser explotador y no-explotador al mismo tiempo (acabe aclarar que el tema es completamente separado de la existencia de trabajos duros, peligrosos o jefes que no pagan por horas extra, es decir “explotación” en sentidos no-marxistas). Y al tratarse de un fenómeno cataláctico (cataláctica es la disciplina que estudia los intercambios) no es necesario que exista un solo ganador entre las partes. Los intercambios económicos no forzosos son de naturaleza ganar-ganar, es por eso que las partes incurren en ellos reiteradamente. La interdependencia en la creación de riqueza significa ganancia mutua.
   Dejar hacer -crear proyectos sin mayores trabas y reinvertir en ellos con bajísimos impuestos en un entorno legal confiable- a los capitalistas dotará de cada vez mejores herramientas y capacitación a los asalariados, elevando su poder adquisitivo vigorosamente año tras año. Esto explica por qué hay salarios más altos en Suecia que en India y por qué en Suecia es prohibitivo contratar ayuda doméstica mientras que en India, a falta de mejores trabajos asalariados, es barato y habitual todavía. Además, si no existe tal cosa como la plusvalía marxista, la idea de “justicia social” e impuestos progresivamente más altos para quienes más ganan, ahora que sabemos que se trata de relaciones ganar-ganar, queda enteramente desprovista de cimientos.
    Para terminar esta exposición, nada mejor que citar al propio J. B. Say cuando dice: “La propiedad que un hombre tiene de su propia industria, se viola cuando está prohibido el libre ejercicio de sus facultades o habilidades, con la excepción de la interferencia sobre los derechos de terceros.” (Tratado de Economía Política, 1803). La plusvalía marxista es un espejismo económico basado en un error de Adam Smith que Karl Marx aprovecha astutamente. Lo que existe y vivimos día a día en el mundo real, es el aporte de los inversionistas de todos los proyectos a nuestra productividad y realización profesional, la plusvalía de Say.

domingo, 18 de octubre de 2015

Koyuntura octubre 2015

  Aquí les presentamos el último número de la revista Koyuntura, correspondiente al mes de octubre de 2015 y que ha sido publicado por primera vez junto a la revista líderes.


 

viernes, 25 de septiembre de 2015

Devaluación versus depreciación. Algo más que una confusión terminológica.

Devaluación versus depreciación
Por Luis Espinosa Goded
Con la asistencia del estudiante:
Diego Oñate



Devaluar no es lo mismo que depreciar, por más que lo confundan los políticos, los medios y la opinión pública, DEVALUAR no es lo mismo que DEPRECIAR.


En Ecuador el discurso económico y político en los últimos meses ha tenido como uno de sus ejes principales las consecuencias de “la devaluación del peso colombiano” para la economía ecuatoriana.


Así los principales medios de comunicación han titulado sobre “la devaluación del peso colombiano”
Por ejemplo en El Telégrafo (24-VIII-2015)
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El Universo (18-VIII-2015):
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Y otros muchos. Tanto en los discursos del Presidente Correa, como de parte de la oposición, se insiste sobre el mismo punto, y es que Colombia “ha devaluado”.


Aunque el diccionario de la RAE no hace diferenciación alguna entre “depreciar”, y “devaluar.
Captura de pantalla 2015-09-22 12.27.40.png
Si tomamos diccionarios más especializados, como el The Economist en inglés:


O el de Expansión en español:
Sí que encontramos que distinguen entre ambos términos muy claramente.


Y es que distinción es importante, si no trascendente. Pues en realidad devaluar y depreciar, aunque tienen los mismos efectos, tienen causas muy diversas.
En ambos casos, tanto en la devaluación como en la depreciación, se produce una pérdida de valor de una moneda con respecto a otra. Ahora bien, en un caso se debe a que la autoridad monetaria ha tomado una decisión de política monetaria, en el otro se debe a que el mercado ha determinado que el valor de la moneda es inferior.
Según la distinción canónica, la que explica cualquier manual básico de finanzas, hay dos modelos básicos de manejo de los tipos de cambio: El  tipo de cambio fijo (que lo determina la autoridad monetaria del país), y tipo de cambio flotante (que se determina en los mercados de divisas). Entre medias, evidentemente, hay muchos matices.
En la clasificación que “de facto” (esto es, teniendo en cuenta la política monetaria que efectivamente aplican los Estados, no la que dicen que aplican) que hace el Fondo Monetario Internacional en su Annual Report on Exchange Arrangements and Exchange Restrictions 2014 distingue hasta diez sistemas.




Exchange rate arrangement (number of countries)
U.S. dollar (43)

Regimen cambiario (número de paises)
U.S. dólar (43)
No separate legal tender (13)
Ecuador, El Salvador, Marshall Islands, Micronesia,Palaus, Panama, Timor-Leste, Zimbabwe

Sin moneda legal separada (13)
Ecuador, El Salvador, Islas Marshall, Micronesia, Palaus, Panamá, Timor-Leste, Zimbabwe
Curency board (12)
Djibouti, Hong Kong, SAR, ECCU, Antigua and Barbuda, Dominica, Grenada, St. Kitts and Nevis, St. Lucia, St. Vincent and the Grenadines

Caja de conversión (12)
Djibouti, Hong Kong, SAR, ECCU, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Kitts y Nevis, Sta. Lucia, San Vicente y las Granadinas
Conventional peg (44)
Aruba, The Bahamas, Bahrain, Barbados, Belize, Curaçao, Eritrea, Jordan, Oman, Qatar, Saudi Arabia, South Sudan, Turkmenistan, United Arab Emirates, Venezuela

Paridad convencional (44)
Aruba, Bahamas, Bahrain, Barbados, Belize, Curaçao, Eritrea, Jordania, Oman, Qatar, Arabia Saudi, Sudán del Sur, Turkmenistan, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela
Stabilized arrangement (21)
Guyana, Iraq, Kazakhstan (02/14), Lebanon, Maldives, Suriname, Trinidad and Tobago

Acuerdo de estabilización (21)
Guyana, Irak, Kazakhstan (02/14), Líbano, Maldivas, Suriname, Trinidad y Tobago
Crawling peg (2)
Nicaragua

Paridad móvil (2)
Nicaragua
Crawl-like arrangement (15)
Honduras, Jamaica

Acuerdo de cambio marginal (15)
(Traducción propia)
Honduras, Jamaica
Pegged exchange rate within horizontal bands (1)

Tipo de cambio fijo dentro de bandas horizontales (1)
Other managed arrangement (18)
Cambodia (7/13), Liberia

Otros acuerdos de manejo (18)
Cambodia (7/13), Liberia
Floating (36)
(Incluye Colombia y Perú)

Flotante (36)
(Incluye Colombia y Perú)
Free floating (29)

Flotante libre (29)


Para el caso que nos ocupa lo relevante es que:, se entiende por DEVALUAR cuando la autoridad monetaria toma la decisión de cambiar el tipo de cambio que hay en un sistema fijo.
Sin embargo se DEPRECIA la moneda, cuando en un sistema de tipo de cambio flotante son los mercados quienes determinan el precio de una divisa con respecto a otra.


Más allá de esta distinción strictu sensu, hay algunas definiciones algo más laxas, que hablan de DEVALUACIÓN siempre que la moneda pierde valor en función de una acción de la autoridad monetaria (ya sea mayor emisión de dinero, bajada de los tipos de interés, o incluso compra de divisas en mercado abierto). De acuerdo con la revista The Economist, la devaluación es “una repentina caída del valor de una moneda en contra de otras monedas. Estrictamente, la devaluación se refiere sólamente a fuertes caídas en una moneda dentro de un sistema de tasa de cambio fija. Del mismo modo, se refiere usualmente a un deliberado acto de una política gubernamental.”
DEPRECIACIÓN es cuando la pérdida de valor se produce debido a las fuerzas del mercado, sin intervención o actuación por parte de la autoridad monetaria. En este sentido tan sólo puede haber depreciaciones en tipos de cambio flotantes. De hecho, según la definición de depreciación de la revista Expansión vista: “sólo podemos hablar de depreciación cuando nos encontramos en un sistema de tipos de cambio flexibles y, por tanto, la reducción en el valor de la moneda es resultado de la oferta y demanda de divisas. Por ello, emplearemos la voz activa y diremos que la moneda se ha depreciado.


Como muy sagazmente me ha señalado mi colega Santiago José Gangotena, en términos económicos se puede entender mejor la diferencia entre DEVALUAR y DEPRECIAR si entendemos que la davaluación se produce cuando hay un aumento en la OFERTA de dinero, mientras que la DEPRECIACIÓN se produce cuando hay una disminución de la DEMANDA de dinero. En ambos casos aunque el efecto sea el mismo (la pérdida de valor de la moneda), las causas son muy diferentes. Y es que en economía es imposible inferir causas tan sólo observando las consecuencias visibles, como en este caso es la pérdida de valor del peso con respecto al dólar (o la ganancia de valor del dólar con respecto al peso).


Importancia de la distinción: actuar o no actuar
La distinción es importante pues si “Colombia ha devaluado” como insistentemente dicen los políticos y los medios ecuatorianos, la “ventaja comparativa” que tienen los precios en Colombia con respecto a Ecuador se debería a una acción del Gobierno o el Banco Central colombiano, y por tanto pareciera que pudiera ser contrarrestada por una acción del Gobierno o el Banco Central ecuatoriano en caso de que Ecuador no estuviese dolarizado y por tanto tuviera política monetaria propia.


Ahora, si simplemente el peso Colombiano y el Nuevo Sol peruano se han desvalorizado en los mercados internacionales como efecto adverso de la revalorización del dólar, significa que la pérdida de ventaja comparativa que está sufriendo Ecuador no es causada por las políticas monetarias de Colombia y Perú sino por los mismos mercados. así, el gobierno ecuatoriano (así como el Banco Central del Ecuador) sería incapaz de tomar medidas simétricas para contrarrestar estas supuestas acciones coyunturales de parte de Colombia y Perú, puesto que estas no son el origen del problema.


Además el tiempo verbal es muy significativo. Si “Colombia ha devaluado” se utiliza un tiempo verbal en activo, el pretérito perfecto del indicativo, que indica acción ya terminada.
(Obviemos en este caso la metonimia tan habitual por la cual se expresa el todo por la parte, como si “Colombia” fuese un ente que actuase, atribuyéndole una personificación falsa a “Colombia”; cuando es siempre la autoridad monetaria del país y no “el país” quien toma la decisión de devaluar o no).


Esto sólo puede ocurrir en la devaluación, pues la devaluación es fruto de la decisión de un gobierno o autoridad monetaria. Si “Colombia ha devaluado” ha hecho algo. Muy distinto, claro está, de la expresión correcta en este caso: “El peso colombiano SE HA DEPRECIADO”. En este caso se utiliza también el pretérito perfecto, pero en su forma pasiva, pues el “SE” indica una oración en impersonal, esto es, el “SE” hace que no haya sujeto de la acción, y es que en el caso de la depreciación nadie en particular toma la decisión de depreciar, si no que la pérdida de valor de una divisa con respecto a otra es consecuencia de la acción de miles de agentes en el mercado.


¿Actuó o no actuó “Colombia”? ¿Devaluó o no devaluó?
Pues bien. En primer lugar tanto Perú como Colombia están clasificados como tipos de cambio flotantes, por tanto, strictu sensu no podrían “DEVALUAR” su moneda.
Ahora bien, en la definición laxa, podría haber ocurrido que a lo largo de todo el 2015 las autoridades monetarias Colombia hubiesen decidido intervenir en el mercado para abaratar el valor de su moneda. Pero esto no ha ocurrido para nada.
En primer lugar veamos qué ha ocurrido con el tipo de cambio entre el peso y el dólar (Fuente: Bloomberg):
:


Y se puede ver claramente cómo el peso ha perdido valor con respecto al dólar a lo largo de este año 2015 desde finales del 2014.


Ahora bien, veamos cuáles han sido las actuaciones reales del Banco Central de Colombia. El Banco Central de Colombia básicamente, para sostener el valor del tipo de cambio del peso colombiano tiene como principal instrumento la compra-venta de divisas en mercado abierto, como nos indica la página web del Banco Central de Colombia: “Instrumentos para la intervención cambiaria


¿Y cuántas divisas ha comprado o vendido Colombia en el mercado internacional en el año 2015? CERO
Aquí tienen la tabla:
Si, el Banco Central de Colombia NO HA INTERVENIDO EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES para sostener, devaluar, o evitar la depreciación con respecto al dólar o ninguna otra moneda, en todo el año 2015, pues no ha HECHO NINGUNA OPERACIÓN.


Claro, que también es cierto que el Banco Central de Colombia podría haber intervenido en la masa monetaria que hay en Colombia, de tal manera que podría afectar el valor de su moneda internamente expandiendo la masa monetaria, de tal manera que, al haber más pesos colombianos cada peso colombiano valdría menos. El principal instrumento para hacer esto es el tipo de interés de intervención bancaria (aquí la explicación de la página web del Banco Central de Colombia de “Cómo se implementa la política monetaria en Colombia”)
Ahora bien, ¿qué ha hecho “Colombia” con los tipos de interés en este año 2015? NADA. Los tipos de intervención del Banco Central de Colombia han permanecido estables desde el 1-IX-2014 que se incrementaron del 4,25% al 4,5%
:


En el gráfico tan sólo hemos puesto lo que cabía en la captura de pantalla, pues es algo tedioso copiar los 387 registros que a día de hoy (22-IX-2015) son exactamente iguales.
Así pues es más que evidente que bajo ningún concepto, bajo ninguna interpretación sea laxa o estricta del término DEVALUAR, COLOMBIA NO HA DEVALUADO EL PESO. Esta afirmación es falsa de toda falsedad.




¿Y qué dice el economista Rafael Correa Delgado?
No es sorprendente que los medios de comunicación confundan dos términos similares, que en el lenguaje vulgar son intercambiables, pero que en el lenguaje técnico de la jerga económica sí son muy distintos.
Algo más grave es que la prensa especializada caiga en esos mismos errores, y que la confusión se traslade al ecuatoriano común tan reiteradamente.


Lo que sí que no es admisible es que el ministro de comercio exterior de Ecuador, el economista (con estudios de postgrado según consta en la página web del ministerio) Aulestia, repita reiteradamente esta especie falsa. Además no nos puede caber ninguna duda de que no es una mera confusión de términos (como hemos dicho no se puede tomar la decisión de “depreciar”, en tal caso sería de “devaluar”), si no que lo es de conceptos, ya que dice que: “Colombia ha tomado la decisión de depreciar su moneda de manera significativa”, esto es, como si Colombia (su gobierno o Banco Central) hubiesen tomado la decisión de devaluar. Y como ya hemos visto, esto NO ha ocurrido bajo ningún concepto o interpretación.


Aún más grave, si cabe, es el caso del doctor en economía Rafael Correa Delgado. Que el economista Correa conoce la diferencia entre devaluar y depreciar no nos puede caber ninguna duda, pues en el “Enlace ciudadano” (vulgo: sabatina) número 416 desde Riobamba, el 21 de marzo del año 2015, el Presidente Correa explicó lo siguiente:
“Técnicamente es depreciación o apreciación cuando la moneda aumenta o pierde valor en un mercado libre cambiario. Se llama devaluación cuando es un mercado regulado y por decreto se permite que la moneda pierda valor”. (2h: 54m: 15 segs.)


Esto es, el Presidente Correa conoce la diferencia entre DEVALUAR y DEPRECIAR.
Ahora bien, lo que resulta inexplicable entonces, es porqué a continuación, en ese mismo día, en esa misma intervención, dijo que:
“Es más grave cuando se habla de dólar- peso, el peso se ha devaluado en más del 30%. Hay monedas que tienen una devaluación con respecto al dólar de más del 40%- 50%, y quieren que nos quedemos cruzados de brazos.   
[..]
En este ejercicio por la apreciación del dólar del 27% equivale exactamente a que nuestro camarón se encareció 27% y pierde competitividad. Significa que las importaciones son 27% más baratas y nuestros campesinos, productores pueden quebrar porque no son competitivas, eso es lo que queremos controlar porque otros países devaluaron como Colombia. Si yo (Rafael Correa) tuviera moneda nacional no necesitaríamos salvaguardias, se depreciaría la moneda y, como no tenemos, debemos utilizar salvaguardas.


A tener fe, no porque somos inútiles sino porque se ha apreciado el dólar en 27%, porque el peso colombiano se ha devaluado en más del 30%, y porque el sol peruano también se ha devaluado.
Nuestros productos son de gran calidad, a consumir lo nuestro”.


¿Cómo es posible que se hable en la misma frase de la “apreciación” del dólar y de la “devaluación” del peso cuando el Presidente acaba de explicar que “depreciación” y “devaluación” no son lo mismo? Si el dólar se “aprecia” lo que ocurre en reciprocidad es que el peso se “aprecia”. Y si el peso se “devalúa” entonces el dólar se habrá de “revalúar”.
Además también se produce confusión en cuanto al tiempo verbal, ya que en un comentario inmediatamente anterior a los analizados se dice que:
Eso significa que sin haber hecho nada nuestros productos se encarecen, no porque son de mala calidad, sino porque Colombia devaluó en más del 30% su moneda y Estados Unidos permitió que se aprecie el dólar en cerca del 27%.”
Utilizando una forma activa del verbo, del todo inadecuada para lo ocurrido en el caso del peso colombiano.


Además, el Presidente Correa se reitera en este error. Así en el Enlace Ciudadano 441 del 12-IX-2015 desde Puerto Limón, dijo que:
“Tulcán es la provincia más afectada por la híper-depreciación del peso colombiano. Cuando tienen un vecino que devalúa su moneda en 60%, se abarata grandemente.”
Si ya nos explicó que “depreciación” y “devaluación” no son lo mismo en correcto lenguaje económico, ¿cómo es posible que los use como sinónimos en frases consecutivas?
Y otra vez se nos vuelve a insistir en que Colombia “ha tenido que” esto es, ha hecho algo con respecto a su moneda, cuando ya hemos visto que a lo largo del año 2015 el Banco Central de Colombia no ha tomado absolutamente ninguna acción de política monetaria ni en los mercados de divisas ni en las tasas de intervención.
“Una de las razones para la híper-depreciación de la moneda colombiana es la cantidad de tratados de libre comercio que tienen. Si esa fuera la receta del éxito por qué ha tenido que depreciar tanto su moneda. Estamos luchando con una camisa de fuerzas que es la moneda, pero lo estamos haciendo muy bien.


(Queda fuera de este análisis la, cuanto menos interesante, afirmación de que la depreciación del peso colombiano se ha debido a “la cantidad de tratados de libre comercio que tienen”).

Los términos tienen importancia
Es entendible, y hasta excusable, que el lego en economía o quien maneje el lenguaje vulgar, ante la caída del valor del peso colombiano frente al dólar, digan que el "peso se ha devaluado" o que "Colombia ha devaluado". Pero las palabras tienen consecuencias, los términos tienen importancia.
Por eso quienes hablamos en el medio público debemos ser cuidadosos con nuestras expresiones, y es que si decimos que "Colombia ha devaluado el peso" no sólo estamos diciendo algo técnicamente erróneo, si no que estamos trasladando a la población una imagen falsa de lo ocurrido, sobre la que se pueden asumir soluciones falsas. Si "Colombia ha devaluado" y Ecuador no tiene moneda propia, entonces es una desventaja estar dolarizados, pues Ecuador no puede devaluar.
Pero como hemos visto COLOMBIA NO HA DEVALUADO el peso, y por tanto a Ecuador no podría actuar en justa reciprocidad devaluando su propia moneda nacional aún si la tuviera, pues no sería simétrico. De hecho si Ecuador tuviese una moneda nacional con un tipo de cambio flotante, lo más probable es que ésta se hubiese depreciado también significativamente, pues la correlación con respecto a la fluctuación del petróleo en economías exportadoras de crudo es muy alta.