jueves, 12 de mayo de 2022

Axel Leijonhufvud, RIP

Por Pedro Romero Alemán

Allá hacia finales de la década de 1990 en una típica mañana soleada y húmeda de Guayaquil, me encontraba caminando rápido hacia la sucursal del Banco Central del Ecuador; venía desde la Piscina Olímpica (Hurtado y Esmeraldas) cruzando el centro de oeste a este; ese día iba según mi rutina semanal a leer libros en su biblioteca. Sólo por "placer" y "curiosidad intelectual" no porque me habían enviado una tarea. El libro que quería empezar a leer ese día era: 'On Keynesian Economics and the Economics of Keynes' (1968) de un autor cuyo apellido sonaba difícil, se trataba de Axel Leijonhufvud. 

Había elegido ese libro porque él mismo era recomendado por Friedrich Hayek, mi economista predilecto. Hayek recomendaba está obra en su libro:'La desnacionalización del dinero' (1978). La recomendación no era menor, ya que según Hayek (quien para esa fecha ya había recibido su Nobel) todo economista que en ese entonces quisiera comprender la teoría del valor del dinero mas no la teoría keynesiana del dinero debía leer el libro de Leijonhufvud y también el libro de Arthur Marget: 'The Theory of Prices' (1942). Además, el libro de Leijonhufvud era recomendado como el libro más relevante luego de aquel de Marget, es decir veinticinco años después. 

Encontré la versión en español del libro de Leijonhufvud (el texto de Marget sólo lo conseguiría luego de varios años después en EE.UU.), recuerdo que en dicha versión estaba en la introducción una traducción propuesta de su apellido como 'cabeza de león', nunca encontré tal mención en el libro respectivo en inglés. Aunque nunca se lo pregunté a él personalmente, otra persona de origen sueco lo corroboró.  Como un niño que recibe un juguete nuevo empecé a leer sin parar y a tomar notas en mi cuaderno. Sacar copias estaba fuera de mi presupuesto en mis años universitarios. 

Tenía más o menos cuatro horas para hacerlo entre el medio día y las cuatro de la tarde cuando cerraba la biblioteca del Banco Central. Aunque regresaría otro día prefería apuntar a terminarlo a menos que el texto requiriera más inversión de tiempo. El texto, efectivamente no me decepcionó, y si requirió más tiempo que una sola tarde. Leijonhufvud analiza críticamente la obra de Keynes; especialmente sus textos A Treatise on Money y The General Theory of Employment, Interest and Money; y la compara palmo a palmo con los postulados del keynesianismo representado por la síntesis neoclásica. Para esa época había leído sólo dos libros de Keynes, su Teoría general y 'Las consecuencias económicas de la paz'. La lectura de Leijonhufvud me aclaró muchas de las dudas que tenía sobre la teoría general. 

Leijonhufvud muestra que la Teoría general no era; e incluso casi no contenía referencias a ello; una obra sobre políticas de estabilización sino más bien un texto sobre teoría económica. Precisamente, al evaluar las contribuciones teóricas de Keynes, Leijonhufvud concluye que no hay una innovación teórica en esa obra, y que en el mejor de los casos la Teoría general de Keynes es trivial. Para mí en aquella época esas conclusiones hacían eco pues en la ESPOL donde estudié, la tradición macro era neoclásica o más bien de la nueva macroeconomía clásica de Robert Lucas y compañía. Y, estaba más claro aún porque Hayek lo recomendaba.  

El libro tuvo un éxito inmediato, entre 1967 y 1982 fue editado 56 veces y traducido a los idiomas principales, incluso a idiomas periféricos como el Serbo-Croata. Milton Friedman lo recomendaba en sus programas de clases. Incluso Christopher Pissarides; luego de recibir su Nobel; recordaba que cuando era todavía estudiante doctoral se decía que el libro de Leijonhufvud contenía todo lo que se debía saber de teoría monetaria. La calidad de best-seller adquirida por éste obra fue sorpresiva pues se trataba de un texto técnico que no fue escrito para el público en general. Los artículos, libros y correspondencia de Leijonhufvud están depositados en la colección de archivos de la Biblioteca de la  Universidad de Duke

El primer libro de Leijonhufvud no sólo contenía un análisis crítico del estado de la teoría monetaria a esa fecha, sino además sus propias ideas de hacia donde deberían dirigirse los esfuerzos teóricos para mejorar esa situación. Leijonhufvud propone como existía un divorcio o noción esquizofrénica entre la teoría walrasiana de equilibrio general y el análisis keynesiano de corto plazo, y que las dos herramientas eran incompatibles. Por otro lado, a partir de este trabajo y otros artículos posteriores (ver su libro de recopilación de algunos de éstos artículos, titulado 'Information and Coordination', 1981) propuso que no sólo se trataba de incorporar el rol del dinero en el enfoque walrasiano sino que éste debía ser reemplazado con un enfoque que tome en cuenta los problemas de coordinación, y búsqueda de información diseminada,  que enfrentan los sujetos económicos (en inglés él usaba una expresión muy peculiar 'transactor' que incluía todo tipo de agente económico). 

Este enfoque propuesto por Leijonhufvud y Robert Clower (quien introdujo la condición de 'cash-in-advance' en los modelos monetarios) partía del hecho de que los sujetos económicos no tenían las características supuestas en modelos de equilibrio general como conocimiento perfecto sino que debían buscar la información diseminada para empezar a coordinar sus actividades con el fin de realizar transacciones económicas de manera adaptativa en un entorno complejo y en desequilibrio. En está parte no se puede negar la influencia de Hayek en Leijonhufvud (los dos se convirtieron en muy buenos amigos). Además, él consideraba que el deus ex machina que representaba el subastador walrasiano no podía ser defendido como artefacto teórico si se quería avanzar en el desarrollo de una teoría monetaria y económica mejor fundada. Por su énfasis en el rol de la información y como la comunicación descentralizada de las señales de mercado puede implicar problemas de coordinación, éste enfoque se denominó 'cibernético'. 

Tuve la gran oportunidad de conocer en persona al profesor Axel Leijonhufvud un verano que visitó el lugar donde me encontraba trabajando, el Center for Social Complexity de George Mason University por el año 2006. Se acercó a conversar conmigo y enseguida platicamos de temas en común y lo que recuerdo es cómo me recomendó varias lecturas. Su tono era amigable y llano. Luego, pude participar en dos ocasiones de la escuela de verano que él organizaba junto con destacados invitados en los temas más avanzados de Economía. Dichas famosas escuelas de verano sobre Adaptive Economic Dynamics se llevan a cabo en la pequeña ciudad de Trento al norte de Italia, apoyadas por el Cognitive and Experimental Economics Laboratory de la Università di Trento. Estas escuelas de verano duraban dos semanas y contaban con un profesor como co-organizador, unos 6-8 profesores más invitados quienes estaban contribuyendo al avance de métodos en economía, y unos 20 o un poco más de estudiantes doctorales. 

En muchas de las conversaciones que tenía con estudiantes comentaba como el enfoque racional o hiper-racionalista de la nueva macroeconomía clásica descartaba de un tajo todos los problemas que para él eran relevantes si realmente queríamos avanzar en la comprensión de la macroeconomía. Y que los modelos de equilibrio general dinámico estocástico (DSGE en inglés) por toda su elegancia matemática no incorporaban las realidades de un mundo complejo de agentes adaptativos. Esta es una historia crucial en la evolución de la teoría económica pues, al mismo tiempo que Leijonhufvud introducía estas ideas en la profesión, las ideas de Robert Lucas también empezaban a conocerse. 

En el mundo de Lucas los agentes económicos tienen una racionalidad envidiable, se anticipan siempre a los cambios sin requerir adaptarse, no enfrentan situaciones de búsqueda de información para aprender que comunican las señales del mercado, y todo el proceso converge al equilibrio estacionario, así el mundo artificial en que viven estos agentes se vuelve más intelegible. La técnica de Lucas llegó a dominar en la profesión, no sólo hasta su premio Nobel a mediados de 1990s sino hasta que la Gran Recesión de 2008 pegó duramente y sacudió las bases mismas de la macroeconomía. Quizás en esta ocasión fue nuevamente un tema de retórica por la que un enfoque más prometedor para entender el mundo en que vivimos como el de Leijonhufvud fue descartado o relegado a casos extremos. Y aquí las nuevas técnicas adoptadas por Lucas y cia fueron la clave en esa retórica para persuadir a generaciones de jóvenes economistas a perseguirlas. O quizás primero debía aparecer Lucas y su tecnología, antes de dar paso a modelos que incorporen las ideas de economistas como Leijonhufvud. De hecho, hoy en día los artículos en temas macroeconómicos cada vez más están incorporando agentes con racionalidad limitada, susceptibles a cometer errores, que siguen modelos de la economía que no son iguales al del econometrista sino que incluyen sesgos, que por esto mismo deben aprender a adaptarse para coordinar sus actividades y formar sus expectativas. Probablemente, primero como campo de conocimiento debíamos poner en claro que queríamos decir cuando hablábamos de equilibrio y racionalidad antes de sumergirnos por el camino del desequilibrio y los límites a la racionalidad humana.  

Unos comentarios sobre el modelo IS-LM de la síntesis neoclásica cabe perfectamente aquí. Cuando uno sigue los análisis tanto de Leijonhufvud como de Lucas se encuentra una explicación de por qué en la profesión la influencia del keynesianismo se redujo, y por qué algunos economistas llegaron hasta decir que se enterró a Keynes o sus ideas finalmente. Uno pensaría que algo como el modelo IS-LM debió dejar de enseñarse, entonces. Pero si bien es cierto aparecieron en 1980s textos exitosos de macroeconomía como los de Robert Barro con el que miles se educaron y donde el modelo IS-LM sólo se limitaba a un capítulo, en realidad era la excepción. Pues el modelo IS-LM sigue siendo el que mayormente se enseña a estudiantes especialmente de pre-grado de economía. Creo que cabe preguntarnos a los economistas, si ¿estamos fallando? o la simpleza del modelo IS-LM para explicar varios temas de corto plazo macroeconómico y hacer aparecer de que la economía 'sirve' al espíritu reformador de todos los jóvenes, no la podemos abandonar porque las alternativas son modelos tediosos, más correctos pero difíciles de embotellar en un sólo gráfico.

En lo personal también recuerdo que Axel Leijonhufvud no era un economista de etiquetas, de pertenecer a una u otra escuela. Interesantemente fue algo que también encontré en otro gran economista James Buchanan, quien fuera mi profesor. Axel me contó que había estado en Ecuador en la década de 1950, había venido por barco como personal de una compañía sueca que importaba banano desde Ecuador. Su trabajo había sido cargar las cajas. Ese fue el gran Axel Leijonhufvud!!!