Por Pablo Lucio-Paredes
Aunque
el precio ha caído a la mitad desde el 2014, el petróleo sigue siendo de lejos
el principal producto de exportación del Ecuador (similar a los tres siguientes
reunidos, banano, camarón y turismo). El último año ha mostrado variaciones
importantes del precio del crudo internacional (el WTI que es nuestro
referente): ha tenido techos hacia 55 dólares por barril y pisos por debajo de
45, por ende el precio ecuatoriano (que está algunos dólares por debajo de ese
referente) ha fluctuado entre 37 y 47 dólares. Por eso seguirle la pista es aún
importante y más aún cuando hay momentos, como el actual, en que hay cambios
hacia abajo que nos pueden afectar negativamente: efectivamente el precio internacional
ha caído abruptamente hacia los 42-44 dólares (el ecuatoriano hacia 35).
¿Por
qué? Primero hay que estar claros que todo lo que sucede tiene que ver con
elementos de oferta y demanda, sean puntuales y actuales (por ejemplo una
huelga en el sector petrolero en algún
país) o de tendencia (como los
especuladores que no compran petróleo físico sino papeles que les permiten
“apostar” a una eventual subida o bajada de precio que les genere ganancias), o
tecnológicos (nuevas formas de extraer petróleo o la competencia de nuevas
fuentes más limpias), o estratégicos y geopolíticos (los conflictos en el Medio
Oriente). Todo se refleja en más o menos oferta, y más o menos demanda. ¿Y en
este caso? Entre muchos factores:
1) Las
empresas petroleras americanas han hecho grandes esfuerzos de eficiencia y
ahora con precios del orden de 50 dólares (los que teníamos hasta hace menos de
1 mes) producir más ya se les hace rentable, con lo cual están en tendencia
aumentando la producción en cerca de 2 millones de barriles diarios (+2,5% en
la producción mundial). Más oferta, menores precios … claro con los menores
precios de estas semanas habrá que ver cuál será su reacción de estos
productores en el mediano plazo.
2) El
acuerdo del cartel de la OPEP, que se dio hace unos meses para limitar la
producción y así subir los precios, no genera mucha confianza sobre su
permanencia en el mediano plazo. Por un lado porque siempre hay el mismo riesgo
en todos los carteles, y es que los miembros medianos o pequeños intenten hacer
trampa, no respetando el acuerdo. Por
otro lado porque los noOPEP han seguido aumentando su producción (EEUU y
Rusia), es decir los unos pierden mercado en favor de otros. Finalmente porque
hay tensiones políticas en el Medio Oriente (la alianza contra Iran que intenta
armar los EEUU por ejemplo, o el bloqueo a Qatar), lo que ciertamente puede
llevar a un mayor riesgo político y en consecuencia a un mayor precio, pero también (y eso puede
estar sucediendo) a que muchos decidan abandonar el acuerdo de la OPEP e
incluso a producir más porque necesitan más dinero en un entorno de mayor
riesgo.
¿Y
para el Ecuador?
Hay
al menos dos temas de reflexión.
Uno,
que debemos ser prudentes en la planificación presupuestaria del precio del
petróleo, en el 2015 fue 42 dólares el promedio del crudo ecuatoriano, en el
2016 fue 36 dólares y ahora una estimación razonable no debería ir más allá de
40 dólares (aunque el promedio hasta Junio haya sido de 43).
Dos,
debemos pensar si el hacer parte del acuerdo de recorte de producción de la
OPEP es lógico. No tenemos ningún peso real en el cartel como para que nuestra
presencia afecte o no los resultados (aunque el gobierno anterior nos vendió la
falsa idea que nuestra presión y negociación interna había sido importantísima),
pero en cambio el limitar la producción nos afecta negativamente. Hay entonces
dos caminos posibles: o salir de la OPEP, o mantenernos en ella pero con una
clausula especial (algunos otros países también la tienen) para poder
incrementar la producción.
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