viernes, 19 de diciembre de 2014

El ecologismo como religión

Por Luis Espinosa Goded

       El ecologismo (que no la ecología) es la ideología que impregna nuestro pensamiento, la que damos por asumida, la casi nunca cuestionada o planteada, pues es "el pensamiento común" del siglo XXI. Como profesor de economía de alumnos de 18 años, me veo en la dificultad de explicarles qué es y por qué es anti-humanista y liberticida ese pensamiento que de tan común ni se examina en sus fundamentos.

       El ecologismo se basa en que "la naturaleza es buena". Esa es la asunción principal y la que nuestra sociedad no cuestiona. Se puede ver en todos esos anuncios que dicen "100% natural" o que esto o aquello es "natural", dando al adjetivo "natural" una connotación muy positiva (probablemente la palabra con mayor connotación positiva de nuestras sociedades disputándose el puesto con "democracia").

       La contrapartida de la positividad por lo "natural" es que lo "artificial", lo "químico" es malo. De tal manera que las productos se anuncian "sin añadidos químicos", todo lo que tenga algo "artificial" (incluso las personas) pasa a ser negativo.


       Cuanto menos es curiosa esta dicotomía y valoración de "natural" y "artificial", ya que tanto lo uno como lo otro nos permite estar vivos y nos puede perjudicar. El agua que tomamos a diario no es "100% natural" si no que tiene añadidos químicos que la hacen potable, así como prácticamente todos los alimentos que tomamos. No hay nada más "natural" que una enfermedad (gripe, cáncer, o miopía), y nada más "artificial" que su cura (aspirina, quimioterapia o gafas).

       En realidad "natural" es un adjetivo neutro, si ponemos como valoración de "bueno" o "malo" lo que perjudica o beneficia al ser humano. Tan natural es el volcán estallando como el fruto del árbol, tan natural es la vida que nace como la enfermedad que nos trae la muerte. Exactamente igual que "artificial" es un adjetivo neutro (aunque la mayor parte de las cosas artificiales que ha creado el hombre, naturalmente, las ha creado para preservar y mejorar la vida de las personas).

       Uno de los saltos argumentales más difíciles de asumir del ecologismo y de nuestro tiempo es el que sitúa al "hombre" como algo "ajeno" a la naturaleza. Creando una dicotomía natural-humano que es crítica para el ecologismo y bastante inexplicable, ¿por qué los seres humanos siendo una especie animal no somos "naturales"? El hombre para el ecologismo es una especie de hijastro desnaturalizado de la Pacha mama, o la Madre tierra, que no es "natural" que todo lo que hace el hombre es un "ataque" a la naturaleza.[1]

       Por eso el ecologismo es "anti-humano", pues sitúa al hombre como un atacante de la "naturaleza" que es "buena", o, incluso, el culmen de lo "bueno", siendo la especie humana "mala" y reprobable por ello.
       Este relato es el subyacente a prácticamente cualquier cuento contemporáneo; no sólo "Avatar" o "El libro de la selva", prácticamente todo dibujo infantil representa la naturaleza como buena y el ser humano como su agresor.

       La civilización, los seres humanos, nos convertimos en "sospechosos", en destructores de la "Armonía natural", en atacantes de la "naturaleza", y por ello el correlato lógico del ecologismo es que los hombres debemos cambiar nuestra civilización "destructiva" por otra que "proteja" a la naturaleza (que parece el fin de toda acción, pues "lo natural" es lo superior).

       Por tanto el ecologismo no es humanista, no defiende al hombre y sus creaciones o lo que le permite vivir mejor. De hecho es "anti-humanista" pues acusa al ser humano, le hace ser sospechoso por ser. La humanidad es destructiva de un bien superior al hombre mismo, "la naturaleza"; que parece confundirse en sus atributos con "Dios", y que como algunas religiones sitúan al hombre como "ofensor" a la misma, y por tanto se ha de arrepentir y modificar su modo de vida (los logros de nuestra civilización).





[1] Quizá esta confusión se pueda entender considerando que el hombre es el único ser capaz de "superar" sus instintos, de trascender su naturaleza, de ir más allá de sus limitaciones a través sus creaciones. Pero es que "lo natural en el ser humano es superar su naturaleza, es superarse a sí mismo y sus limitaciones".

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