jueves, 6 de noviembre de 2014

Autocontrol

Autocontrol y economía
Diego Grijalva

  En septiembre de este año, Walter Mishel, profesor de la Universidad de Columbia, publicó un libro titulado "The Marshmallow Test: Mastering Self-Control" (La prueba del marshmallow: Dominando el autocontrol). En este libro se describe un experimento clásico en el que niños y niñas en edad preescolar deben tomar la siguiente decisión: comerse un marshmallow en ese momento, o esperar 15 minutos sin comérselo y recibir un marshmallow adicional.

  El experimento original se realizó hace más de 40 años en Stanford y, al igual que en todos los experimentos de este tipo realizados desde entonces, se encontró una alta variabilidad en las respuestas de los preescolares. Algunos logran esperar, pero la mayoría cae en la tentación y se come el marshmallow. Claramente, a los 4 años es difícil esperar 15 minutos para obtener un retorno del 100%![1] 

  Pese a lo interesante que es observar a los preescolares durante la prueba, lo más relevante es lo que ocurre después. Los investigadores observaron a estos preescolares 15, 20 y hasta 40 años luego del experimento y encontraron que aquellos que más lograron retrasar la gratificación (es decir, que no se comieron el marshmallow) tenían mejores notas en la escuela, una probabilidad mayor de ir a la universidad y de terminarla, y salarios mayores luego de salir de la universidad. Además, eran más delgados, tenían una probabilidad menor de ser adictos a drogas y manejaban mejor el estrés. Finalmente, eran menos propensos a endeudarse por encima de sus medios y tenían un mejor concepto de sí mismos. Es decir, el autocontrol demostrado en la prueba del marshmallow está correlacionado con muchos resultados deseables para una persona adulta.

  Varios autores interpretan este resultado como muestra de que el autocontrol es el principal determinante del éxito de una persona (más que el coeficiente intelectual, por ejemplo). Sin embargo, el comportamiento de los niños en esta prueba depende tanto de su habilidad innata para retrasar la gratificación como del ambiente en el que viven. Por ejemplo, un niño que vive en un hogar con varios hermanos donde una golosina desaparece casi inmediatamente será más propenso a comerse el marshmallow que un niño que es hijo único. Adicionalmente, recientes estudios demuestran que el comportamiento también depende del nivel de confianza que existe con el experimentador: ¿creen en verdad los niños que el experimentador les traerá otro marshmallow? En su libro, Walter Mischel concuerda con la relevancia de los factores innatos y ambientales, y concluye que el autocontrol puede ser aprendido, y que el modificar el ambiente puede promoverlo.

  El autocontrol también tiene efectos sobre resultados agregados. Por ejemplo, la falta de ahorro para la jubilación tiene consecuencias sociales cuando una fracción significativa de los trabajadores cae en pobreza al retirarse. De igual forma, el no comer bien y terminar con sobrepeso tiene consecuencias a nivel agregado debido al aumento en los costos de salud.

  La pregunta es entonces cómo mejorar el autocontrol.  A grandes rasgos existen dos formas de hacerlo: mediante el control interno (por ejemplo, ejerciendo fuerza de voluntad), y mediante el control externo (por ejemplo, cuando el gobierno incrementa los impuestos a los cigarrillos). Desde una perspectiva liberal la primera forma es la preferida y, de hecho, las personas la practican todo el tiempo en mayor o menor grado.  Por ejemplo, una forma de mantener la motivación para hacer ejercicio es hacerlo en grupo; o las personas evitan compran golosinas para luego no tener la tentación de consumirlas en su casa. En la actualidad además existen productos que facilitan el autocontrol. 

  Como argumenta Dan Ariely, desde una perspectiva de diseño la pregunta es cómo ayudar a las personas a resolver su problema de autocontrol, pero sin quitarles la libertad de elegir. Esto parecería complejo y lo es, pero no es imposible. En primer lugar es importante reconocer que todo diseño afecta a las decisiones de las personas. Por ejemplo, cualquier distribución de productos alimenticios en un supermercado afecta a las decisiones de compra de los consumidores. Pero, si las frutas y verduras están a la altura de la vista de las personas, esto hace más sencillo que las personas consuman estos productos. Cass Sunstein y Richard Thaler proponen la idea de "paternalismo libertario", que busca guiar las decisiones de las personas, sin restringir sus opciones. 



  • Experimento del marshmallow   
En  video se observa el comportamiento de los preescolares en una réplica de este estudio realizada hace pocos años en Colombia.


[1] Por cierto, estos experimentos no se realizan sólo con marshmallows, sino que en muchas ocasiones se les pregunta a los participantes cuáles son sus golosinas preferidas, y se realiza el experimento usando estas golosinas.

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